China lidera el ranking de misiones diplomáticas en el mundo. Su plan de expansión, así como el desarrollo tecnológico, son los retos actuales.
En los últimos 20 meses las economías más fuertes del planeta han librado una controversia comercial, cuyos efectos siente el planeta e inciden en la recuperación económica internacional.
Washington y Pekín no se ponen de acuerdo en cómo lograr un entendimiento (aunque el pasado viernes se anunció un acuerdo preliminar), y mientras los mercados bursátiles reaccionan intermitentemente a las declaraciones de ambos gobiernos, China avanza en su estrategia de tener más posicionamiento internacional, mediante sus canales diplomáticos y su política expansiva y de desarrollo tecnológico.
A finales de noviembre, un equipo de expertos del Instituto Lowy, con base en Sídney, Australia, publicó un informe (Global Diplomacy Index), en el que destaca que China tiene más puestos diplomáticos que ningún otro país. “China está invirtiendo decididamente en personal diplomático en 276 ciudades de todo el mundo”. Así explicó a BBC Mundo, Bonnie Bley, principal investigadora a cargo del informe.
De esta manera, China supera a EE.UU. (que hasta el 2017 tenía el primer lugar), Francia, Japón, Rusia, Turquía, Alemania, Brasil, España e Italia, según los datos del citado instituto (ver gráfico).
El incremento de diplomáticos es parte de la estrategia global que despliega ese país desde hace años, asegura el director de la Academia Diplomática ecuatoriana, embajador Alejandro Suárez. “China ha desarrollado lo que muchos especialistas llaman la ‘diplomacia cultural’; es uno de los países que más se ha interesado en proyectarse en las últimas décadas en el mundo. Las expresiones de la cultura china han ido dándose a conocer cada vez más y mejor”, sostiene el diplomático.
La presencia del ‘Dragón’ en Latinoamérica se ha intensificado en la última década y de varias maneras, aunque ha primado el financiamiento. Actualmente, Venezuela, Brasil, Ecuador, Argentina y Bolivia (los países que más adeudan a China en la región), tienen créditos por USD 134 000 millones. Pero no solo se ha convertido en uno de los principales acreedores; también su incidencia se expresa de otras formas.
Una de ellas, la que se espera en El Salvador: el Gobierno chino ofreció USD 40 millones para reconstruir la Biblioteca Nacional, como parte de un paquete de cooperación no reembolsable que otorgó a esa nación. La reconstrucción se iniciará en el 2020 y se extenderá hasta el 2021.
Andrés González, profesor de Relaciones Internacionales de la USFQ, considera que el hecho de que China ahora tenga más diplomáticos en el mundo le permitirá tener más canales para estar presente, para comunicarse más. “Cada país hace lo que puede con lo que tiene. Quien quiera tener más diplomáticos, lo puede hacer. Todo es cuestión de recursos”.
Además de la estrategia de expansión que busca impulsar China, también existen otros elementos que pesan a la hora de ampliar sus representaciones diplomáticas, como el hecho de que hay más de 40 millones de ciudadanos chinos que viven en el extranjero.
Si a esa diáspora se añade la expansión y el desarrollo que quiere liderar China a través de la firma Huawei, con la incorporación de tecnología de quinta generación (5G), así como la irrupción de otros actores en el mundo virtual, la gestión diplomática de los próximos años -más aún en la década que arranca en el 2020- plantea nuevos desafíos a las relaciones internacionales.
“Ahora vemos una ‘diplomacia del Whatsapp’. El mundo vive interconectado; los presidentes se comunican de esta manera”, señala González. Entonces, sostiene, el gran problema es que la tecnología, a la vez que ha acelerado los procesos de comunicación, también los expone. “He visto muchísimos errores y casos en que los diplomáticos se confían en el Whatsapp y muchísimas personas terminan leyendo esos mensajes. Es algo que avanza terriblemente y algo que también avanza a pasos agigantados son las redes sociales de la política”.
Consecuentemente, este nuevo escenario plantea riesgos relacionados con la ciberseguridad, por la exposición que pueden tener documentos reservados relacionados con la seguridad de un estado, y también porque se dibuja un nuevo marco de gobernabilidad. ¿Quién gobierna: las autoridades o las redes sociales? “Creo que de aquí a 10 años el problema será de legitimidad. Vemos que los procesos electorales no son suficientes para garantizar la democracia. Vemos lo que ha sucedido en nuestros países, en donde la gente se organizó a través de las redes sociales”, añade González.
¿El ámbito diplomático pierde espacio con la irrupción tecnológica? El embajador Alejandro Suárez sostiene que si bien el desarrollo tecnológico ha modificado el entorno de las relaciones internacionales, y los jefes de Estado y cancilleres pueden comunicarse y tomar decisiones de manera directa e inmediata, hay aspectos en los que todavía no se puede prescindir de la diplomacia tradicional. Se refiere sobre todo a los procesos de negociación. “En la negociación, el rol del diplomático es vital, para concretar acuerdos, tratados, porque hay procesos que se deben cumplir”.
Los retos del diplomático también involucran aspectos tecnológicos, ambientales, científicos, y la preparación se impone.