El repertorio de Ñucanchi Allpa Ballet incluye coreografías en las que se utilizan trajes y accesorios de distintas comunidades de la Sierra. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO.
En el 2006, Ñucanchi Allpa Ballet nacía en la Comuna de Santa Clara de San Millán, en el nororiente de Quito, como un espacio para la difusión de las tradiciones musicales y dancísticas de los Andes ecuatorianos, con la presentación del Pawkar Raymi, interpretado por un grupo de seis niños.
Doce años después, este colectivo artístico ha experimentado un crecimiento significativo y ahora está integrado por 120 bailarines, divididos en dos elencos (juvenil y adultos), además de un conjunto musical que acompaña al ballet en sus presentaciones.
Para celebrar este nuevo aniversario, el ballet realizará una presentación especial el próximo 31 de agosto, desde las 19:00, en el Teatro de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, el que además contará con la participación de Margarita Laso y Los Cuatro del Altiplano. La entrada cuesta USD 5 y están disponibles en las boleterías del teatro.
Javier Pineda es el director del ballet y su vocación por el arte proviene con certeza de la educación familiar que recibió por parte de sus padres, José Antonio Pineda y Rosario Córdova, quienes emigraron a Quito hace unos 50 años, desde su natal Imbabura.
En la capital criaron a sus cinco hijos bajo las costumbres y tradiciones del pueblo Imbaya, al que pertenecen.
“Mamá Charo me mandaba a la escuela con trenza y alpargatas” recuerda Pineda sobre una infancia que le ayudó a mantener y reforzar su identidad indígena en la capital.
Abogado de profesión y artista por vocación, Pineda explica que tras 10 años de experiencia en un reconocido grupo de ballet folclórico, decidió emprender su propio proyecto, con la idea de mantener vivas las tradiciones ancestrales de los pueblos del Ecuador.
En la presentación del próximo viernes, 70 artistas del ballet pondrán en escena un repertorio que incluye coreografías como ‘Corazas y pendoneros’, ‘Pawkar Raymi’, ‘Fiestas del Yamor’, ‘Diablos de hojalata’, ‘Diablos de Cayambe’, así como la representación de la ‘Verbena’ con la música en vivo de Los Cuatro del Altiplano.
El montaje de cada pieza se basa en una investigación sobre el significado y simbolismo de cada color, textura y forma de los atuendos y accesorios, según la comunidad a la que pertenecen.