Pence y Trump, ¿una dupla presidencial en contra del ambiente y la ciencia?

Donald Trump se reunió con Barack Obama este 10 de noviembre en la Casa Blanca. Foto: AFP

Donald Trump se reunió con Barack Obama este 10 de noviembre en la Casa Blanca. Foto: AFP

Los futuros huéspedes de la Casa Blanca, Mike Pence (izq.) y Donald Trump, no creen que Estados Unidos deba seguir invirtiendo en el cambio climático. Foto: AFP

Luego de conocerse la victoria de Donald Trump, candidato
republicano a la Casa Blanca, la ONU hizo pública su preocupación por la sostenibilidad del acuerdo de París por parte de los Estados Unidos, al punto que la propia lucha contra el cambio climático derive en una incertidumbre.

Pero, ¿por qué todo se vendría abajo? Para el futuro presidente Trump, el cambio climático, por ejemplo, no sostiene una investigación definitiva. Es decir, para el estadounidense de 70 años, el tema podría tener más de invento de los chinos –aunque lo dijera en son de ‘broma’- que de una realidad que la humanidad deba tomar en cuenta 'in extremis’.

Ahora, sus criterios desfavorables en torno al medioambiente también son parte de la agenda de su compañero de fórmula, Mike Pence. El actual gobernador de Indiana, no tuvo reparos en sostener que el cambio climático es un “mito” y el acuerdo de París un “desastre”.

Esos criterios son solo una muestra de la indisposición de los políticos estadounidenses de aunar esfuerzos por la conservación del planeta y hasta de la propia salud humana. Por ejemplo, en el 2001, Pence negó que fumar causará cáncer. En un artículo de 2001, el republicano de tendencia conservadora, escribió que “a pesar de la histeria de la clase política y los medios, fumar no mata”.

Ahora, ¿es una amenaza la irrupción de Trump y Pence en la política ambiental a nivel mundial? Pues en realidad, más que una amenaza, podría significar un efecto dominó que termine por conducir a potencias como China, Rusia y la India a abandonar el acuerdo de París.

Escenario que podría suceder pese a las declaraciones de Salaheddine Mezuar, presidente de la conferencia sobre el cambio climático (COP22, sede Marruecos), quien afirmó que “no habrá marcha atrás en la lucha contra el cambio climático, sea cual sea la política estadounidense al respecto”.

Donald Trump se reunió con Barack Obama este 10 de noviembre en la Casa Blanca. Foto: AFP

Para los miembros del COP22, el cambio climático robustece cada día sus argumentos como una problemática real y que necesita la acción pronta de los gobiernos para frenar su expansión. Por ejemplo, el calentamiento global cada año establece récords jamás vistos en la historia de la humanidad. Una muestra se registró en febrero del 2016, catalogado por la NASA como el mes más caluroso registrado desde 1880.

Al respecto, según un estudio titulado ‘La verdad sobre el cambio climático’, varios expertos internacionales advierten que a partir del 2050, la temperatura media del planeta podría subir dos grados celsius en relación a la era preindustrial, lo que se traduce a que el planeta rompería su tercer récord anual consecutivo de calor desde que se miden las temperaturas.

Por su parte, el CO2, otro de los grandes atenuantes del cambio climático, tampoco brinda treguas a la atmósfera. En el 2015, según la Organización Meteorológica Mundial, el aire estuvo contaminado por el dióxido de carbono como nunca antes visto. Según la organización, la concentración media de la atmósfera alcanzó las 400 ppm (partes por millón) en ese año.

En reiteradas ocasiones, Donald Trump, elegido presidente de los Estados Unidos, ha explicado que no cree que el cambio climático sea real. Foto: AFP.

No obstante, para Trump y Pence, mantener su discurso político será más importante que continuar el apoyo sobre el ambiente. Para los políticos, debe existir un recorte en aspectos como la ciencia, la investigación y el propio medioambiente y colocar esos recursos en mejorar la vida del ciudadano estadounidense.

Es por ello que el magnate afirmó en el 2015 que el presupuesto de la Agencia de Protección Ambiental, una institución estadounidense encargada de proteger la salud humana y el medioambiente, debía ser disminuido.

En ese sentido, si el actual panorama no invita a la reflexión a los futuros huéspedes de la Casa Blanca, y de sobremanera a Donald Trump, el magnate quedará marcado como “el primer presidente anticiencia” al frente de Estados Unidos, como sostuvo Michael Lubell, de la Sociedad Estadounidense de Física o, peor aún, como un hombre al que “no se le debe ser permitido ejercer una función pública”, como se refirió el actor Leonarod DiCaprio ante la insensibilidad del empresario con el planeta.

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