Las brigadas del Ministerio de Salud llegan a las casas de las embarazadas para brindarles atención, por el zika. Foto: Francisco Flores/ EL COMERCIO
Descubrir si el excepcional aumento de los casos de microcefalia en Brasil está ligado al zika intriga a los científicos del mundo. Al menos cuatro estudios han identificado el virus en el cerebro, líquido amniótico y placenta de bebés con esta malformación.
Pero aún son pocas las pruebas para confirmar una causa-efecto entre el zika y la falta de desarrollo del cráneo en cerca de 5 600 recién nacidos, notificados como sospechosos entre octubre y el 23 de febrero por el Ministerio de Salud brasileño.
Generalmente, la incidencia de la microcefalia en el mundo es baja. Se habla de uno o dos casos por cada 10 000 nacidos.
En Ecuador, el Ministerio de Salud no tiene cifras claras sobre esa enfermedad. Pero las estadísticas de egresos hospitalarios del INEC reportaron 38 menores de 1 año con esta malformación en el 2013. Un año después la cifra bajó a 30, el equivalente al 0,04% del total de egresos de infantes registrados en ese año.
El Anuario de Nacimientos y Defunciones del INEC aporta otros datos. Entre el 2011 y el 2014 se registraron entre 5 y 9 fallecimientos por año debido a este problema neurológico. Todos se dieron antes del primer año de vida.
La microcefalia es un trastorno neurológico caracterizado por la disminución del perímetro del cráneo. En el 90% genera retardo mental, a más de ceguera y sordera. Quienes la padecen, requieren de atención especializada durante toda su vida.
La neonatóloga Mercedes Ortiz, de la Maternidad Enrique C. Sotomayor, explica que este defecto puede surgir por múltiples razones. Entre ellas toxoplamosis, citomegalovirus, sífilis congénita, rubéola, exposición a sustancias tóxicas, consumo de alcohol y drogas. “Que el zika genere más casos no está del todo comprobado -dice Ortiz-. Antes deberíamos analizar la toxoplasmosis, para la cual no hay tratamiento para los niños gestantes. O el citomegalovirus, que sí se puede tratar pero con tabletas que cuestan USD 28 en el mercado”.
Tanto Ortiz como la ginecóloga Eliana Robles coinciden en que se debe reforzar el control prenatal durante el primer trimestre de embarazo -20 semanas-. En especial porque apenas una de cada cuatro personas con zika muestra síntomas claros de la presencia del virus.
“Usualmente, gran parte de las enfermedades virales causa daños cuando la infección se da en el primer trimestre, porque es la fase de formación de órganos, del cerebro y del tubo neural del bebé”, refiere la especialista.
Karina Mera vive en Bastión Popular, noroeste de Guayaquil. Está en la semana 15 de embarazo. Su vientre ha empezando a crecer y confiesa que espera a su tercer hijo con alegría, pero también algo de temor. “Es por el zika. Sé que en otro país los niños nacen con la cabeza pequeñita”, le contó a la obstetra Ruth Muñoz, quien llegó a su casa.
Mera es parte de las 40 embarazadas que cada día son visitadas por personal del distrito 7 del Ministerio de Salud.
Obstetras y enfermeros recorren los barrios para hablarles sobre el zika y cómo evitar al mosquito Aedes aegypti, su transmisor.
Es parte de una campaña nacional donde también participan elementos de las Fuerzas Armadas y de la Policía. Se busca prevenir con información a la población para erradicar los posibles focos de reproducción del mosquito transmisor.
Hasta el 24 de febrero pasado (la cifra más actualizada) Ecuador registró 56 casos de zika. 17, la mayor cantidad, fueron mujeres de 20 a 49 años, entre ellas dos embarazadas (una en Los Ríos y otra en Galápagos).
Ricardo Beltrán, coordinador de Salud de la zona 5, explica que ellas reciben controles continuos. Y que las ecografías, hasta ahora, no reportan anomalías.
La alerta epidemiológica por zika se activó el 20 de octubre en el país. Entonces, Catalina Yépez, subsecretaria nacional de Vigilancia de la Salud Pública, advirtió que recién entre marzo o abril podrían reportarse probables casos de microcefalia.
Por ello se afina un protocolo de atención, con Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN), tomografías, acompañamiento psicológico para las familias y fisioterapia por más de un año para los bebés. Ligia Luna, directora nacional de Vigilancia Epidemiológica, explica que el plan se implementará en al menos un hospital, por cada una de las 10 provincias donde se han reportado casos relacionados con ese virus.
De los más de 5 000 que hay en Brasil, 583 fueron confirmados. Pero 4 107 todavía están bajo investigación.
La semana pasada, los centros para el control y la prevención de enfermedades de EE.UU. empezaron un análisis en 60 municipios brasileños.
La microcefalia no es su único objetivo de salud pública. También, existen reportes de niños con perímetro craneal normal pero con alteraciones del tálamo y del desarrollo del cerebelo.
En contexto
La Organización Mundial de la Salud declaró la alerta sanitaria internacional, por los casos de zika y el incremento de microcefalia en Brasil. Los ministros de Salud de la región acordaron medidas para fortalecer el combate al mosquito transmisor del virus.