La medida se empezó a aplicar desde esta semana en Nueva York. Foto: AFP
Ciudad de México y Nueva York demuestran que la lucha contra el plástico se reforzará este 2020 en el continente. Durante los primeros tres meses del año, ambas se sumaron a la lista de las grandes ciudades de América que no permiten la distribución de bolsas plásticas en supermercados.
La capital mexicana lo hizo desde el 1 de enero. Ahora está prohibida la comercialización, distribución y entrega de fundas plásticas desechables en supermercados o comercios. La decisión también aplica para las biodegradables. Según el Ministerio del Ambiente de ese país, estas podrían tardar más de 100 años en degradarse.
La prohibición en Nueva York se empezó a aplicar desde este 1 de marzo. Con esta medida, Estados Unidos ya cuenta con tres estados que no permiten la venta de bolsas plásticas de un solo uso en sus comercios. En California está vigente desde el 2016 y en Oregon desde hace dos meses.
La Organización Naciones Unidas (ONU) explica que, con las medidas adoptadas en Ciudad de México y Nueva York, ahora todas las megalópolis de América tienen reglamentaciones sobre estas fundas. En Río de Janeiro, São Paulo, Buenos Aires y Santiago de Chile se prohíbe su comercialización, mientras que en Lima y Bogotá se aplican impuestos.
La necesidad de detener la producción de desechos plásticos en sus ciudades, para evitar que terminen en océanos, botaderos o en el estómago de los animales, ha motivado a las autoridades a crear este tipo de iniciativas o a endurecer las medidas ya existentes.
La Resolución Ministerial peruana, por ejemplo, se justifica en el potencial daño de los desechos para la salud y el ambiente. “De las 120 especies de mamíferos marinos que figuran en la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), el 54% se ha enredado en plásticos o los ha ingerido”, dice el documento.
Pietro Graziani, consultor ambiental de la Cooperación Italiana, explica que estas iniciativas implementadas en las ciudades son positivas, pero representan solo un primer paso. Para combatir la problemática, las medidas deberían aplicarse en todo el país, dice.
Según la ONU, se estima que en el mundo se consumen 10 millones de bolsas plásticas por minuto y cada una tiene una vida útil de 15 minutos. El 79% de los residuos plásticos que se producen terminan en basureros o en el ambiente y solo el 9% se recicla. Si la idea es cambiar la cultura de las personas, es necesario que la iniciativa se implemente a escala nacional, explica el consultor ambiental.
Chile es uno de los que optó por prohibir la entrega de bolsas plásticas en supermercados y grandes tiendas en todo su territorio. Cada año se producen 3 400 millones de bolsas plásticas en este país, lo que equivale a un promedio de 200 fundas por habitante.
Después de seis meses de prueba, la medida entró en vigor en febrero del 2019. Durante este tiempo, los chilenos tuvieron que acostumbrarse a usar fundas reutilizables o de otros materiales. Graziani dice que para fomentar el reemplazo de estas bolsas, debe existir un período de transición.
Esa etapa no debe ser “demasiado larga”, explica. En una primera fase se puede apelar a estrategias como la venta de fundas biodegradables o cobrar un valor extra por cada bolsa para desincentivar su uso. Esto debe ir aunado a campañas de educación.
La lista de países que han prohibido la distribución de bolsas también la integran Antigua y Barbuda y Panamá. Costa Rica tiene una estrategia para reducir el uso de artículos descartables para el 2021, mientras que Belice, Bahamas y Bermudas están elaborando leyes para eliminar las fundas plásticas de sus comercios.
El impuesto a este tipo de bolsas debería aplicarse en Ecuador desde abril. Antes de esto, es necesario que se publique el reglamento sobre cómo funcionará esta medida. Juan Manuel Carrión, presidente de la Comisión de Ambiente del Concejo Metropolitano, explica que se está discutiendo la creación de una ordenanza para la reducción progresiva de plásticos de un solo uso en Quito.