Medicación y terapias ayudan a vencer la ansiedad y el pánico

Los trastornos de ansiedad impiden el desarrollo de las actividades diarias de una persona. Foto:freeimages.com.

Los trastornos de ansiedad impiden el desarrollo de las actividades diarias de una persona. Foto:freeimages.com.

Los trastornos de ansiedad impiden el desarrollo de las actividades diarias de una persona. Foto:freeimages.com.

Palpitaciones aceleradas, sudoración incontrolable, sensación de mareo, malestar gastrointestinal, temblores, hormigueo en las extremidades, falta de aire, sensación de mariposas en el estómago…

Esta larga lista conforma algunos síntomas de ansiedad, una patología que combina una experiencia de temor con varias manifestaciones físicas. Si bien este panorama puede ser común ante determinadas circunstancias -como una primera cita o hablar ante una gran multitud-, se puede volver crónico y requerir tratamiento con profesionales.

“La ansiedad es una respuesta normal común a las amenazas percibidas por un sujeto. Pero es importante lograr distinguir la ansiedad normal de la patológica, que es inapropiada, no hay una fuente real para el temor o la fuente es insuficiente para la severidad de los síntomas.

En los trastornos de ansiedad, los síntomas interfieren con el funcionamiento diario y las relaciones interpersonales”, explica el psiquiatra Fabrizio Delgado, director del Instituto de Neurociencias de la Junta de Beneficencia de Guayaquil.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que el 3,4% de la población en América Latina y el Caribe sufre trastornos de ansiedad, el segundo después de la depresión. En países como México incluso se han reportado estudios casos de este tipo en niños desde los 5 años.

El organismo además incluye en este grupo a los ataques de pánico, el trastorno obsesivo-compulsivo y ciertas fobias. Para superarlos, los profesionales son los únicos autorizados a suministrar ansiolíticos o sugerir terapias, de acuerdo con cada diagnóstico.

Delgado afirma que el trastorno de pánico es uno de los más comunes. Son periodos inesperados o provocados de ansiedad intensa, que aparecen súbitamente, y no duran más de 30 minutos. Sensación de ahogo, dolor toráxico, náuseas, temor a perder el control o a enloquecer, temor a morir son parte de los signos que ayudan al diagnóstico.

“Este trastorno ocurre en 2 a 5% de la población, es de dos a tres veces más frecuente en las mujeres y en ciertos casos se observa un factor hereditario importante: cuatro a ocho veces mayor riesgo si un familiar del primer grado está afectado”.

El director de Instituto de Neurociencias recalca además que antes de dar el diagnóstico se deben descartar otras patologías con sintomatología similar, como otros trastornos mentales, infartos, epilepsia de lóbulo temporal e intoxicación por sustancias estupefacientes.

Una mezcla de factores genéticos, ambientales, biológicos, y psicosociales conforman las causas del trastorno de ansiedad. El tratamiento debe ser continuo durante ocho y hasta 12 meses, para evitar recaídas.

El Instituto Nacional de Salud Mental de los Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) recomienda la psicoterapia como parte del tratamiento. Esta cosiste en dialogar con profesionales capacitados en la salud mental, tal como un psiquiatra, psicólogo, trabajador social o consejero, para descubrir cuál fue la causa del trastorno y cómo manejar sus síntomas.

Un ejemplo es la terapia cognitiva-conductual, que dura aproximadamente 12 semanas y se la puede desarrollar individualmente o en grupo con personas con problemas similares. La parte cognitiva ayuda a las personas a cambiar los patrones de pensamiento que dan lugar a sus temores. La parte conductual ayuda a cambiar la manera en que reacciona ante las situaciones que provocan ansiedad.

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