Infraestructura en reparación marca el posterremoto en Portoviejo y Manta. Foto: Wladimir Torres / EL COMERCIO
Tras ocho meses del terremoto del pasado 16 de abril, Portoviejo y Manta luchan por recuperar sus principales espacios culturales.
Infraestructura en reparación, espacios obsoletos y una agenda cultural extramuros marcan el escenario del posterremoto en las dos principales ciudades de la provincia de Manabí. El Museo de Portoviejo y Archivo Histórico, que se encuentra en reparación, espera reabrir sus puertas en enero próximo y el Museo Centro Cultural de Manta proyecta su reapertura hasta marzo de 2017. Las dos instituciones están adscritas al Ministerio de Cultura.
Por su parte, la Casa de la Cultura, núcleo de Manabí, vio comprometidos tres salones para talleres, mantiene su biblioteca y uno de sus escenarios cerrados, en espera de reparaciones. La entidad reparó con recursos propios las roturas en las paredes, el desprendimiento de vigas metálicas y rieles en la estructura del techo del escenario principal.
“Antes del terremoto las instalaciones ya eran viejas y obsoletas. El teatro es un galpón acondicionado con bajo presupuesto, con capacidad para 1 500 personas, pero que carece de la iluminación adecuada y de cortinaje”, indicó Julio Villacreses, miembro de la institución, para quien aún no se concreta el sueño de contar con un teatro en la ciudad.
La Casa refuerza vigas y reconstruyó el piso destruido de uno de los salones para talleres de invierno. La institución solicitó que la entidad sea incluida en el banco de proyectos de reconstrucción gubernamental, pero aún no recibe ayuda.
“La programación anual se vio trastocada, por la afectación de la infraestructura física”, indicó Vicente Espinales, presidente del núcleo de Manabí. El presupuesto anual de la entidad es de USD 400 000, pero tras el pago de gastos administrativos solo quedan USD 80 000, dijo.
El Consejo Consultivo del Núcleo pidió que se paralicen publicaciones, espectáculos y eventos culturales de la institución para atender reparaciones. Sin embargo, la entidad ha acogido veladas por el día del pasillo y el bolero, un memorial ecuménico y una presentación del Ballet Nacional.
Las actividades extra muros han marcado la agenda posterremoto del Museo de Portoviejo y Archivo Histórico, por ocho meses sin espacio físico. El antiguo edificio de La Previsora, en el centro, que acoge dependencias públicas, permanece en reparación, las paredes agrietadas y derrumbadas y los daños en el sistema de climatización que dejó el terremoto.
“El avance de la intervención es de más del 80%, tenemos confianza en reabrir las puertas en enero y retomar la normalidad, tras la reclamación al seguro que está cubriendo los gastos”, indicó Jackeline Álvarez, administradora del Museo.
La entidad, que perdió temporalmente el auditorio para eventos culturales, organizó cineforos nocturnos al aire libre en el Parque Cayambe dirigido a los albergados. El mes pasado desarrolló un ciclo de cine para la comunidad Glbti, en la discoteca alternativa Glow Bar. Tampoco el museo de Manta, ni el MAAC Cine de esa ciudad, han reabierto sus puertas. La categoría en la que los incluyó el Miduvi fue de uso restringido.
El avance de la reparación del primer inmueble es notorio, pero aún tomará tiempo la reapertura pues según informó Esteban Delgado, director Cultural Guayaquil, se espera por una nueva museografía. “Esperamos reabrir en el primer trimestre de 2017. Tenemos fondos de la Cooperación Española y de Ibermuseos para la parte museográfica”.
La situación es más compleja en el MAAC Cine, ubicado cerca de la zona cero, el sector de mayor devastación del terremoto en la ciudad, donde aún están pendientes demoliciones parciales en edificaciones circundantes.
María Belén Muñoz, directora de Cultura de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (Uleam), en Manta, dice que la institución ha captado buena parte de la actividad cultural, pues el auditorio de la matriz, en el oeste de la urbe, no sufrió daños tras el sismo. La Universidad perdió, no obstante, la sala de teatro Chusig y su museo arqueológico y etnográfico.
“Nuestra sala de conciertos Horacio Hidrovo es ahora prácticamente el teatro de la ciudad, con capacidad para 375 personas, tenemos entre dos y tres actividades diarias, hasta los domingos”, dijo Muñoz.
“Los cuerpos artísticos y gestores culturales nos empoderamos de la reconstrucción espiritual tras el terremoto, primero volcamos nuestra actividad a los albergues, aportando con la recuperación anímica. Y tratamos de mantener ese enfoque”, agregó Muñoz.
Los grupos universitarios de danza, música montuvia y sinfónica, la compañía de teatro y el grupo de oralidad han aprendido a diversificar los escenarios para ahondar los vínculos con la comunidad.