Para manipular luces UVC se necesita equipo de protección personal. Foto: AFP
En la pandemia provocada por el SARS-CoV-2, las lámparas de luz ultravioleta (UV) para uso no profesional ganaron popularidad en el mercado ‘online’. Una búsqueda en Google arroja 7,6 millones de resultados. El empleo de estos dispositivos, sin embargo, puede causar estragos.
La fuente más común de radiación UV es el sol. Produce tres tipos de luz: UVA, UVB y UVC. La última se usa para desinfección.
Este tipo de luz es la parte con mayor energía del espectro UV y la más nociva para los seres humanos. Gracias a la capa de ozono no llega a la superficie, de acuerdo con Nathali García, microbióloga y responsable del Laboratorio de Diagnóstico Molecular de la Universidad UTE.
La luz UVC artificial se usa para purificar el agua y el aire. También es empleada para esterilizar espacios como hospitales y laboratorios. Con esta pandemia se le ha dado nuevos usos. En países como China, EE.UU. y Singapur se la destina para sanitizar trenes, buses y centros comerciales.
En China utilizan luz ultravioleta (UV) para desinfectar autobuses y ascensores en medio de la pandemia del covid-19. Foto: Agencia AFP.
Este tipo de radiación tiene un efecto de esterilización física sobre las superficies que alcanza. Leonardo Basile, jefe del Departamento de Física de la Escuela Politécnica Nacional, explica que la luz UVC destruye los enlaces moleculares de virus y bacterias, por lo tanto los inactiva.
“Se han hecho estudios con el SARS-CoV, un coronavirus similar al actual. La luz UVC desactiva a ese virus pero no hay investigación suficiente respecto del SARS-CoV2, el virus actual”, dice Basile.
¿Qué implicaciones tiene la luz UVC en los humanos?
La luz UVC alcanza su máxima actividad germicida alrededor de los 265 nanómetros, de acuerdo con García. Esta longitud de onda es dañina para los seres humanos.
En el laboratorio que dirige García la luz UVC es uno de los pasos del proceso de esterilización del área de trabajo. El primero es limpieza el espacio, luego desinfectar con cloro o alcohol. Al finalizar, el investigador sale de la cabina de trabajo y prende la luz para que actúe al menos por 15 minutos, sin personas en el interior. La acción de estas lámparas, por lo tanto, no es instantánea.
Si las lámparas de luz UVC que se comercializan para uso no profesional no alcanzan la intensidad de 265 nanómetros, no tienen el efecto biocida. Pero si es que sí tienen la longitud de onda requerida y se usan para desinfectar hogares, locales comerciales y personas, se pone en riesgo la salud de quienes están expuestos a ellas.
Usarlas sobre manos y ropa de personas que ingresan a locales comerciales no tendrá ninguna acción virucida. Pero quien opera este dispositivo se expone a sufrir irritación y quemaduras en ojos y piel; una persona expuesta a esta luz puede dañar la visión y desarrollar cáncer de piel.
Basile enfatiza en que la mejor forma de detener la propagación del nuevo coronavirus es usar mascarilla, mantener la distancia y lavarse las manos con agua y jabón.
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