El documental ‘Tierra Esperanza’ fue filmado en 2017, en Imbabura. Foto: cortesía FCEE
El territorio como derecho y un elemento fundamental en la construcción de la identidad de los pueblos y comunidades es el eje narrativo que guía la producción de ‘Raíces de lucha’ y ‘Tierra Esperanza’. Los dos cortos documentales fueron presentados como parte de la sección Justicia, territorio e identidad, durante el cuarto Festival de Cine Etnográfico de Ecuador.
El festival organizado por docentes, estudiantes y por egresados de la maestría de Antropología Visual de la Flacso Ecuador se desarrolla como un ejercicio de reflexión entre realizadores, comunidades y espectadores sobre distintas problemáticas sociales y culturales.
Los dos filmes son parte de una serie de cortos documentales sobre temática indígena y vinculados a derechos humanos, territorio y ambiente, producidos por el colectivo Prodh en alianza con la cooperativa audiovisual CoopDocs.
Esteban Coloma y Miko Meloni son los directores de los cortometrajes, que abordan la lucha por el territorio en dos comunidades de la Sierra.
‘Tierra Esperanza’ narra la historia de la comuna La Buena Esperanza, en el cantón Cayambe, conformada por alrededor de 400 familias que ocupan un territorio que anteriormente funcionaba como hacienda. Luego de un proceso fallido para recuperar las tierras que han ocupado por generaciones, los comuneros actualmente se disputan su posesión legítima con el Estado.
Video: YouTube, cuenta: CasadelaCultura Ecuatoriana
En el filme, Gonzalo Chimarro denuncia el desplazamiento forzado de las comunidades originarias tras la constitución de la hacienda, que funcionó bajo el sistema de huasipungo.
Para Coloma, la lucha por la reapropiación del territorio ha favorecido el retorno de comuneros que habían migrado en busca de mejores condiciones de vida y además fortalece los procesos comunitarios vinculados a la producción de la tierra, costumbres y tradiciones.
‘Raíces de lucha’ se centra en la comuna La Toglla, asentada en el cráter del Ilaló, al nororiente de Quito y en la defensa del territorio comunitario ante la presión para desarrollar proyectos urbanísticos y la amenaza del tráfico de tierras.
Coloma explica que la ocupación de un espacio como territorio comunitario define e impulsa otras formas de convivencia, organización social y ejercicio de la autoridad, que además son derechos respaldados por la Constitución.
“La vida de la comunidad se desarrolla en torno a la tierra, sus prácticas culturales y alimentarias y es fundamental en la construcción de identidad”, explica el realizador. La conservación y desarrollo de prácticas y saberes ancestrales también está vinculada a la ocupación del territorio.
El documental contrasta los derechos de las comunidades establecidos en el artículo 57 de la Constitución con los intentos de desalojo y expropiación, a los que se han enfrentado los comuneros. La intención de las cintas, dice Coloma, es reconocer la importancia de los derechos y procesos organizativos y culturales”.