Loja: Una familia cuida La Rábija

La zona alta de la reserva es reforestada con plantas nativas como duco y sarar. Foto:  Xavier Caivinagua para EL COMERCIO

La zona alta de la reserva es reforestada con plantas nativas como duco y sarar. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO

La zona alta de la reserva es reforestada con plantas nativas como duco y sarar. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO

Cuando un bosque tiene buena salud, las orquídeas crecen sobre el verdor de la arboleda. Eso ocurre en el bosque de La Rábija, ubicado en la parroquia lojana de San Lucas. Son 22 hectáreas y su cuidado ha pasado por tres generaciones de la familia Gualán.

En la actualidad es cuidado por los Quizhpe-Gualán. Ellos evitan cualquier intervención, incendios forestales, cacería y la tala de árboles. A este bosque húmedo-montano se accede por un angosto camino empinado, atravesando por maizales y pastizales.

En la parte alta hay una rústica vivienda adornada por un jardín de orquídeas. Son más de 60 plantas que fueron sacadas de hábitats de Azuay y Loja, que están afectados por la tala de árboles, dice Mario Quizhpe. Ahora están listas para ser reintroducidas al bosque de La Rábija.

Al principio, la familia Quizhpe-Gualán las planta en el jardín para vigilar su crecimiento. Cuando las orquídeas han crecido, Quizhpe las ubica en los árboles de duco, piruro y romerillo, principalmente. “Allí estarán mejor porque es su propio hábitat”.

No conocen sus nombres científicos, sino que las clasifica por su forma y color. Por ejemplo, las conocen como la cebolleta, cara de abeja, mariposa, araña café… Pero se han informado, a través de Internet, sobre las particularidades de estas especies como florecimiento y coloraciones.

Esta familia también se encarga de la reforestación con especies nativas como la sacha, llazhipa, sauce y cedro. En los últimos tres años introdujeron más de 100 especies de orquídeas y 800 plantas nativas en este bosque húmedo donde nacen vertientes que alimentan al río Ciudadela-Rabija. En este río de aguas cristalinas, que cruza por el bosque, hay truchas y es aprovechado por sistemas de agua potable.

En San Lucas hay bosques que están afectados por la deforestación debido a la ampliación de la frontera agrícola y uso de pastizales. “Por eso necesitamos de guardianes como la familia Quizhpe-Gualán, que ayuda a la conservación y cuidado”, dice Luis Guamán, morador de San Lucas.

Según Guamán, ninguna planta mide mejor la salud del ambiente que las orquídeas. En este bosque solo basta permanecer unos minutos en silencio para escuchar los cantos de los pájaros carpintero, pecho amarillo y colibríes.

Esta reserva tiene un área de bosque primario con lianas, huicundos, musgos y árboles nativos. En la parte más baja hay pinos y eucaliptos. En esa zona se registró hace más de 10 años un incendio forestal, que afectó a más de cinco hectáreas y que ahora está en recuperación.

Además, hay árboles de manzanas, peras, duraznos y reinas claudias, cuyos frutos son aprovechados por las abejas, aves y otros animales como los conejos del campo y raposos, venados, pumas, etc. que bajan de la parte más alta donde se ubican los bosques de Peña Negra y Mulana.

Para los integrantes de la familia Quizhpe-Gualán, en la naturaleza es posible vivir en armonía, bajo los principios de la cosmovisión andina, respetando los recursos naturales como el agua, las plantas y los animales. “Los bosques nos proporcionan el agua y alimentos que son indispensables para los seres vivos”.

Por la riqueza que tiene este lugar, este territorio ha sido recorrido por visitantes nacionales y extranjeros que llegan para avistar las aves y orquídeas, pero también para experimentar el contacto con la naturaleza. Hay senderos definidos e implementados con elementos del entorno y con el tiempo se proyectan a crear una ruta para desarrollar el turismo comunitario y de naturaleza.

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