Carolina Bastidas es la dueña de El Oso Lector, una librería de literatura infantil, que abrió hace dos años y medio. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
El cómic, la novela gráfica, el libro ilustrado y el libro álbum son parte de la nueva oferta literaria que tienen los niños de Quito. El Oso Lector es uno de los espacios que ha ayudado a la difusión de estas publicaciones; una pequeña librería que Carolina Bastidas abrió, hace dos años y medio, entre las calles Alemania y Guayanas.
Bastidas -de 30 años- es maestra de literatura y una librera con experiencia. Trabajó en la sección infantil de Libri Mundi. Allí descubrió que las nuevas generaciones de pequeños lectores ya no estaban interesadas en autores clásicos como Julio Verne o Emilio Salgari, sino en escritores con una propuesta lectora más visual.
Los libros que los niños de las nuevas generaciones prefieren tienen menos texto y más imágenes. Uno de los preferidos en El Oso Lector es ‘Malvado conejito’, de Jeannne Willis y Tony Ross. Un libro alejado del final feliz, los personajes tiernos y las situaciones cursis. Una novela gráfica -dice Bastidas- para nada ingenua y que remueve al lector por dentro.
Juana Neira, parte de la Asociación Ecuatoriana del Libro Infantil y Juvenil Girándula, agrega que a los niños de las nuevas generaciones les interesan las sagas literarias. Esta escritora infantil destaca el fenómeno Harry Potter. “Esta es una obra -dice- que ha conectado a los niños con un libro físico de más de 600 páginas”.
Neira y la escritora Leonor Bravo concuerdan en que los niños de las nuevas generaciones leen más que los de hace dos o tres décadas. Para Bravo las lecturas distópicas son las preferidas para los niños de edades más grandes, mientras que a los más pequeños les sigue atrayendo las aventuras donde hay animales.
En la última década la literatura infantil ha ganado un espacio importante en el país. En el 2015, según la Cámara Ecuatoriana del Libro, se publicaron 186 títulos de literatura infantil -19 más que los libros de literatura ecuatoriana, que ocupan el segundo lugar en publicaciones.
Para consolidar la lectura en los niños -dice Bastidas – a más de las publicaciones es necesario que se trabaje más en la promoción de espacios de lectura y la formación de mediadores.
En un recorrido por las áreas infantiles de algunas librerías de la ciudad es común ver cómo los padres dejan que los niños se acerquen solos a la exploración de los libros.
Lo importante en el trabajo de fomento de la lectura en los niños es el acompañamiento y la lectura en voz alta. Todos los viernes, Bravo realizaeste ejercicio en Casa Palabra Biblioteca, un espacio ubicado junto al mercado de La Floresta.
Otra de las opciones lectoras en la ciudad es Giving Tree Books. Para Kathryn Caney, la dueña de este espacio, los libros ilustrados son una buena alternativa para inculcar el gusto por la lectura en los niños. Resalta que los libros en inglés sirven para reforzar el aprendizaje de este idioma.