Isla Santay, una aldea con raíces peninsulares

Una gran parte de los pobladores, originarios de Santa Elena, mantiene la identidad cultural del pueblo cholo pescador. Los comuneros impulsan el turismo. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Una gran parte de los pobladores, originarios de Santa Elena, mantiene la identidad cultural del pueblo cholo pescador. Los comuneros impulsan el turismo. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Una gran parte de los pobladores, originarios de Santa Elena, mantiene la identidad cultural del pueblo cholo pescador. Los comuneros impulsan el turismo. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Se los ve navegando desde temprano en las aguas revueltas del Guayas, aguas arriba o río abajo frente al Malecón de Guayaquil. Van en pequeñas canoas de madera, a remo o a motor, colocando sus redes de pesca, mallas sujetas a boyas improvisadas con recipientes plásticos.

Con suerte, tras horas de faena, al alzar las redes, recogen corvinas, bagres y roncadores. Medio centenar de pescadores de la isla Santay, quienes viven al otro lado del río, a 800 metros desde el centro-sur del Puerto Principal, trabajan en la pesca y se reconocen en la identidad cultural del pueblo cholo pescador.

La mayoría es descendiente de trabajadores de comunas como Bajada de Chanduy y Puerto El Morro, en la península de Santa Elena, que llegaron en los años 40 a trabajar en las siete haciendas ganaderas que funcionaron en la isla, una área protegida declarada en el 2000 como sitio Ramsar, humedal de importancia internacional como hábitat de aves acuáticas, rica en flora y fauna.

Erwin Zambrano, de 7 años, transita por la caminera de madera de la ecoaldea -con energía eléctrica de paneles solares- con unas corvinas plateadas de entre 30 y 40 centímetros; cuenta que ha pescado con su padre.

Marino Torres, de 51 años, entreteje su agujereada red antes de salir a una nueva faena. Le gusta pescar de noche -cuenta-, en medio del resplandor nocturno cuando las luces de la metrópoli alumbran el río, en jornadas que se pueden extender hasta las 01:00, ya de madrugada.

Jorge Parrales, administrador del área turística, dice que es imposible desvincularse de la identidad peninsular, una cultura de pescadores de ascendencia indígena valdivia organizada en comunas en áreas rurales de la provincia de Santa Elena. “Vivimos en la costa, en el campo y de la pesca, conservamos la esencia de pueblo cholo pescador, aunque ahora también una parte de la población trabaja en el turismo comunitario”.

Parrales, de 42 años, cuyos abuelos llegaron desde la Bajada de Chanduy, se dedicó por casi 30 años a la pesca y desde hace dos impulsa el ecoturismo en una isla donde residen 250 habitantes en 46 cabañas. Un 30% de la población trabajaba en el turismo, ahora golpeado por el daño de una parte del puente peatonal que une Guayaquil con Santay, tras el choque de una embarcación el 12 de octubre.

Los paseos fluviales con dos lanchas de la comunidad mantienen la conexión turística. En esta Semana Santa la comunidad impulsa su atractivo gastronómico con una oferta que incluye platos como corvina frita (USD 5), fanesca (2,50) o arroz con camarón y calamar (USD 3,50), su especialidad.

El flujo por vía fluvial es mucho menor, unas 200 personas los fines de semana frente a los 1 500 visitantes que recibía con el puente cada fin de semana. Santay era la segunda área protegida del país con más visitantes, luego de Galápagos.

La isla entre Guayaquil y Durán recibía entre 27 000 y 30 000 visitantes al mes. Esta semana se trabaja en la hincada de pilotes para reparar el puente y los comuneros esperan que vuelva a estar operativo desde mayo próximo.

​Paseos
Las lanchas parten del Yacht Club en el Malecón 2000.
​Salidas
Por feriado las lanchas saldrán cada 30 minutos.
Valor
El costo es de USD 5 por persona, y USD 3, niños.
Reservas
El teléfono de Jorge Parrales es el 097 984 5037.

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