La fuga de reactores en Fukushima (Japón) es considerada como el peor desastre nuclear desde Chernobyl. Foto: Agencia AFP
El impacto medioambiental provocado por el desastre en la central nuclear de Fukushima hace cinco años tardará décadas o incluso cientos de años en remitir, según la evaluación realizada por Greenpeace.
“El enorme programa de descontaminación del Gobierno japonés apenas tendrá efecto en la reducción de la amenaza ambiental que supone la enorme cantidad de radiación emitida por la central”, advirtió este viernes 4 de marzo de 2016 Kendra Ulrich, activista nuclear de Greenpeace en Japón.
La ONG ecologista ha realizado numerosos estudios científicos en Fukushima desde el desastre ocurrido el 11 de marzo de 2011. Los estudios muestran que el impacto de la radiación ya es visible.
Por ejemplo, los niveles de radiación en las hojas nuevas de los árboles son muy elevados. También se pudo observar en el polen de los cedros, muy abundantes en Japón. Todos los años, la población japonesa sufre grandes cantidades de polen.
Además, al parecer con los elevados niveles de radiación aumentaron las mutaciones de crecimiento en los abetos. En el caso de las mariposas que habitan las zonas más afectadas, se han observado también mutaciones hereditarias.
Por otra parte, el ADN de los gusanos se ha visto dañado y la fertilidad de la golondrina común parece haber disminiuido, según el estudio. Además, el número de ejemplajes de las 57 especies de aves de la zona se han reducido sensiblemente desde el accidente.
En los peces de agua dulce se han descubierto niveles elevados de cesio. La contaminación de los estuarios de la costa supone que uno de los ecosistemas más importantes se haya visto afectado, continúa enumerando el estudio.
El Gobierno realiza desde hace años un enorme esfuerzo para descontaminar amplias zonas. Los residuos nucleares se guardan en bolsas de plástico negro. Unos nueve millones de metros cúbicos de residuos se encuentran dispersos en, al menos, 113 000 lugares de la provincia, asegura Ulrich.
El Gobierno repitió, casi a modo de mantra, que la situación se normalizaría a los cinco años. Los datos evidencian que esa promesa fue “pura retórica política”, apunta la organización. A las personas afectadas se les está comunicando que es seguro volver, aunque los niveles de radiación son aún demasiado altos, por lo que los que volvieran estarían rodeados de una fuerte radiación, denuncia Greenpeace.
El 11 de marzo del 2011, un grave terremoto desencadenó un tsunami que alcanzó la costa de Japón y provocó en la central nuclear de Fukushima la peor catástrofe nuclear desde Chernobyl.