Visitantes observan la obra ‘P. M.’, del brasileño José Guedes. Foto: Mario Faustos / El Comercio
Las obras del artista brasileño José Guedes parecen sobresalir de la pared creando la ilusión de una tercera dimensión. Se trata de una serie de cuatro piezas que simulan hojas de cartulina arrugadas, desechos donde se adivinan las famosas geometrías de segmentos rojos, amarillos, azules y negros del neerlandés Piet Mondrian.
En una muestra de gráfica podría pensarse que se trata de un grabado pero son, en realidad, impresiones sobre aluminio recortado de 70×70 cm. “Este trabajo se vale de las nuevas grafías, de las nuevas tecnologías. Es posible porque tenemos una máquina que imprime en alta resolución encima de una chapa de aluminio y recorta el dibujo original siguiendo vectores creados en ordenador para generar la ilusión de una tercera dimensión”, explica el brasileño.
La pieza titulada P. M., como las iniciales de Piet Mondrian, es parte del tercer Salón Internacional de Gráfica Contemporánea que reúne obras de más de una treintena de artistas de Latinoamérica y Europa en el Museo Nahim Isaías de Guayaquil, una exposición que permanecerá abierta hasta finales de diciembre.
El salón relaciona las posibilidades de las técnicas de impresión tradicional del grabado con usos y formatos del arte actual, temas o herramientas contemporáneas.
“P. M. es un trabajo impregnado de ironía; un proceso tecnológico y digital que nos remite a un cartón dañado o a una pieza descartada. En el mundo rígido, académico y cartesiano de la historia del arte, botar una pintura de Mondrian es como destruir la historia para reconstruirla de una manera más divertida”, agregó Guedes.
La idea de la obtención de múltiples copias y la noción de trabajo manual de las artes gráficas es aplicada incluso en una serie de tres videos. El gif, la fotocopia, la impresión digital o la propia pintura hacen parte de los formatos de la exposición.
“Lo que pretendemos es poner a dialogar a la gráfica tradicional con lenguajes contemporáneos, la esencia y el punto en común es la reproductividad técnica”, indicó Hernán Pacurucu, curador de la exposición. “Hay un texto famoso del filósofo y crítico alemán Walter Benjamin, ‘La obra de arte en la época de la reproductividad técnica’, que sugiere que la seriación y la reproductividad elimina el aura de la obra original y justamente ese es su valor”.
La noción de la seriación está presente en ‘La rebelión de la masas’, de Damián Sinchiq, muestra invitada del Salón de Gráfica, que se toma el recibidor del museo. Se trata de 250 esculturas de manzanas rojas acarameladas elaboradas en madera y laca y colgadas junto a 35 verdaderas frutas, como para que el espectador se aventure a distinguir entre escultura y objeto original.
La gráfica tradicional en técnicas como xilografía está presente en los Pájaros latentes, de la chilena Paola Vásquez. El argentino Mariano Ledesma imprime con polvo de impresora a personajes indígenas en pedazos desconchados de paredes en una serie de tres serigrafías. Mientras que la ecuatoriana Paula Barragán exhibe la impresión de un collage digital multicolor, titulado Quito vuela, que matiza el caos de la ciudad con trazos geométricos y colores cálidos.