El maíz es el alimento esencial en la mesa de la comunidad de Gera. Se consume a diario y también en festividades. Fotos: José Jácome / EFE
El guajango es una bebida espirituosa, una especie de tequila dulzón, elaborado con el zumo de un penco o agave que crece en la Sierra y que, según los habitantes de la comunidad de Gera, cura resfriados y aviva las fiestas en la tierra del sol.
Este licor aparece en Gera durante la Navidad y en el Inti Raymi (Fiesta del Sol) que se celebra en la época del solsticio de verano (junio), tiempo de cosecha. Aunque las familias guardan raciones para otras celebraciones.
Francisco Lima Macas, un dirigente de Gera en Loja, conoce el proceso de elaboración de la bebida y las diversas propiedades y servicios que se obtienen durante su preparación.
El agave se cultiva en los linderos de los terrenos de las más de 100 familias que integran esta comunidad, pero crece también en el perímetro de El Mirador, un balcón natural desde donde se divisa el valle de Saraguro, en Loja.
Lima Macas es un experto para tratar las hojas del penco y para llegar a su corazón, donde coloca un recipiente para recoger el zumo durante varios días, a veces más de 20.
Ese zumo, llamado mishqui, es también usado como una bebida refrescante, que no contiene pizca de azúcar y que resulta muy agradable en las largas jornadas de la faena agrícola en esta localidad.
El mishqui, además, es usado por los habitantes de la región como medicamento, pues cura resfriados y hasta el reumatismo, y es “muy bueno para los riñones”, según Lima Macas.
En la comunidad aún se organizan pambamesas.
El mishqui hervido suele ser mezclado con máchica o harina de cebada, para formar una especie de masa o “chapo”, que es un gran alimento.
Esta bebida es guardada por las familias de Gera en recipientes de barro, donde se fermenta. De allí sale el guajango, el licor que deleita a los comuneros y hasta los turistas que vistan esta región.
Gera es parte de una red de turismo comunitario impulsado por el Municipio de Saraguro, que apostó por entregar a la comunidad el manejo turístico de la zona. Por ello, son muchas las familias que han adecuado sus viviendas para acoger a los visitantes.
Llegan de Estados Unidos, Holanda, Francia, Alemania y otros países europeos, pero también del vecino Perú, de Colombia y otras ciudades.
Segundo Sarango, alcalde de Saraguro, considera que el turismo comunitario es una apuesta que cada vez gana espacio, por el interés creciente de convivir con la naturaleza y dejar de lado al vertiginoso mundo de la tecnología.
Los turistas, explicó Sarango, pueden llegar al cantón lojano de Saraguro junto a su familia, con la intención de “convivir con la agricultura, cosechar los productos que brinda la tierra”.
Una gastronomía sana, exenta de productos químicos en el cultivo, así como una relación estrecha con el medioambiente, despiertan en los visitantes una reacción positiva y purificadora.
Para los turistas más audaces, en la zona también existen otros atractivos naturales que ayudan a que los visitantes purifiquen el alma y el cuerpo.
El guajango se convierte también en un cálido elixir, comentan los turistas.