Amigos, familiares y personas que trabajaron en los proyectos con monseñor Luis Alberto Luna Tobar lo despidieron, en la misa que se desarrolló este 8 de febrero del 2017 en la Catedral de Cuenca. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
Pasadas las 18:00 de este miércoles 8 de febrero del 2017, cuando concluyó la primera eucaristía de la capilla ardiente se abrió el féretro y los católicos pudieron ver al Arzobispo Emérito, Luis Alberto Luna Tobar. Para esto, al pie del altar levantado en la Catedral de la Inmaculada Concepción, en el Centro Histórico de Cuenca, en el sur del país, se formó una larga fila.
Entre ellos estaban familiares, autoridades locales, personas de la tercera edad, grupos de oración y organizaciones de asistencia que trabajaron en proyectos sociales con Monseñor. “Fue un pastor dedicado a la evangelización y que se entregó con amor a su pueblo”, dijo Gloria Duma, de Paute, al ver su rostro.
La primera eucaristía inició a las 17:00 con templo lleno. Estuvo dirigida por el arzobispo de Cuenca, Marco Pérez Caicedo, y el obispo de Loja, Alfredo Espinoza. También participaron 35 sacerdotes de diferentes parroquias de Azuay y 15 seminaristas que solemnizaron los protocolos.
Uno de estos detalles fue la colocación sobre la caja los elementos sacerdotales que acompañaron a Luna Tobar durante los 19 años como arzobispo de Cuenca: la estola, casulla, báculo y el evangeliario. Esto causó aplausos emotivos de agradecimiento entre los presentes.
En la liturgia de la palabra, el Arzobispo Pérez Caicedo habló del ministerio de vida que cumplió monseñor Luna en Cuenca y el Azuay. De él destacó valores como la justicia, el amor, la unión, el trabajo y la solidaridad. “Eso que sembró con su pueblo lo cosecha ahora con estas muestras de cariño infinitas”, dijo Pérez.
Este miércoles la Catedral de la Inmaculada Concepción permanecerá abierta al público hasta la medianoche, para que la gente acompañe en el velatorio. Para el jueves 9 de febrero habrán eucaristías cada dos horas y para la tarde está previsto que llegue el presidente de la República, Rafael Correa.
El sepelio se realizará al mediodía del viernes 10 de febrero en la cripta de la Catedral, en un espacio privilegiado del altar de la capilla que fue acoplado con su imagen y otros detalles especiales.
Las principales autoridades de la provincia solemnizarán este acto y el ingreso de personas particulares será restringido porque el espacio tiene capacidad para unas 500 personas.