El denominador común de los cambios en el peso corporal, sobre todo durante una pandemia, es el estrés, explican los especialistas. Foto: Pexels.
El aumento de peso es una de las consecuencias de la pandemia provocada por el covid-19. Tras la llegada del virus al planeta los humanos se confinaron para reducir el riesgo de contagio. Eso -además de limitar la movilidad- generó episodios de estrés y eso -precisamente- aceleró el aumento de peso.
Según una encuesta realizada por la Asociación Estadounidense de Psicología, el 61% de los adultos estadounidenses informaron un cambio de peso no deseado desde que comenzó la pandemia. En Ecuador arrancó a mediados de marzo del 2020.
Los resultados mostraron que -durante la pandemia– el 42% de los encuestados aumentaron de peso no deseado y casi el 10% de esas personas aumentaron más de 20 kilos.
Otro estudio, publicado el 22 de marzo de 2021, evaluó el cambio de peso en 269 personas entre febrero y junio del 2020. Los expertos encontraron, en promedio, que las personas aumentaron constantemente medio kilo por mes.
Según investigadores, el denominador común de los cambios en el peso corporal, sobre todo durante una pandemia, es el estrés.
El estrés aumenta el riesgo de sufrir ansiedad. Ese trastorno puede incidir en el cambio de hábitos alimenticios. Cuando las personas están ansiosas recurren a bocaditos, que por lo general están cargados de azúcar y grasas saturadas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el estrés como “el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara el organismo para la acción”. En términos globales se trata de un sistema de alerta biológico necesario para la supervivencia.
El estrés también impide conciliar el sueño adecuadamente. De eso también hay evidencia científica. Un descanso de mala calidad puede provocar impactos a largo plazo en la salud, como obesidad, ansiedad, depresión, enfermedades cardiovasculares y diabetes.
Para reducir esos episodios de estrés -apunta la ‘coach’ holística Patricia Pachón- es necesario recurrir a la actividad física. También sugiere regalarse unos minutos para meditar y ordenar las ideas. Esas actividades contribuyen a la producción de endorfinas, las llamadas hormonas de la felicidad. Esas generan una sensación de bienestar.
Otra alternativa es contar con alimentos saludables a la mano para, en caso de sufrir episodios de ansiedad, recurrir a ellos sin el riesgo de exceder las cantidades de azúcar refinada, por ejemplo.