Enrique Bunbury se presenta hoy, 8 de febrero del 2018, en el Ágora, desde las 20:00. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Enrique Bunbury suena esta noche (8 de febrero del 2018) en Quito. Es todo un privilegio, pues en España no existe otro artista de su género (o de cualquier otro por fuera del rock y la fusión) que, con 50 vueltas al sol, exhiba una carrera tan amplia y al mismo tiempo tan influyente en castellano.
Quizás pueda mencionarse a Mikel Erentxun, la parte más conocida de Duncan Dhu. O quizás Miguel Bosé. Pero la luz del vasco, a pesar de sus excelentes discos, apenas irradia más allá de San Sebastián, lo cual es tremendamente injusto. Y Bosé, ¡vamos!, hace rato que vive de reversionarse a sí mismo.
Bunbury, en cambio, es más inquieto que un zamarrito pechinegro en busca de plantas de colores. Sus álbumes, nueve hasta la fecha, son obras en las que la creatividad es la norma. Su música siempre ofrece diversos niveles de compromiso, desde la investigación hasta la ejecución. Y las letras jamás se descuidan.
Llega a Quito justamente para presentar su noveno hijo que lleva el sugerente nombre de ‘Expectativas’.
Como si retara al oyente a escucharlo, a ver si es posible ofrecer algo más y algo mejor después de canciones como El extranjero (una reflexión en contra del absurdo nacionalismo), Infinito(una ranchera desoladora), Lady Blue (pop elegante que juega con la idea de relacionar la ruptura amorosa con la frialdad del espacio) o Hijo de Cortés (un rock en que pinta esa manía de asociar a los conquistadores con los españoles de hoy).
‘Expectativas’ mantiene el cuidadoso trabajo de su literatura, a la altura del sonido a cargo de la banda Los Santos Inocentes, siete músicos que acompañan a Bunbury desde el 2008.
Un grupo tan compacto pero al mismo tiempo tan libre, que se ha vuelto un aliado del ‘Aragonés Errante’. Aunque lo mejor de esta alianza es que permite a Bunbury mantener vigente su búsqueda permanente y no caer en el cliché y la fórmula. Podría, pero aún tiene esa ‘chispa adecuada’.
El disco es toda una experiencia. No faltan las referencias literarias, en este caso, al Bartleby de Herman Melville. Hay pasajes indie. Otros son más personales.
Otros, ingeniosos (“Seré un anarquista pragmático”). Hay ironía hacia los colegas políticamente correctos (“Tienes la actitud correcta, la mirada ante la cámara, las palabras bien escogidas y una sensatez abrumadora”).
En fin, si la expectativa del oyente es la de sorprenderse con cada corte, pues esto está cumplido.
En vivo, claro, es otra cosa, pero Bunbury tiene reputación de ofrecer shows muy sólidos. Hay altas expectativas para esta noche.
Lugar
Ágora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, en Quito
Precios
General: USD 39
Preferencial: 66
VIP: 89