Anaeróbico. Son actividades realizadas a alta intensidad. Sirven para fortalecer el sistema óseo, músculos y articulaciones. Se gana potencia y fuerza. En la foto Andy Bermeo. Fotos: Patricio Terán/ El Comercio
Los tiempos han cambiado y las formas de entrenarse también. Temporada tras temporada aparecen nuevas y mejores alternativas para cumplir con distintos objetivos físicos.
El preferido, sobre todo por las mujeres, es reducir medidas quemando grasa corporal, la misma que se acumula en el abdomen, brazos, cadera…
Con relación a ese objetivo, hasta hace poco se creía que el ejercicio aeróbico era el quemador de grasa corporal más apropiado. Ahora, sin embargo, se ha demostrado que otros sistemas ayudan a cumplir con esa meta de una forma más eficiente y rápida.
El último, que está de moda en Estados Unidos, Europa y Ecuador, es el High Intensity Interval Training (HIIT), un sistema que combina ejercicios anaeróbicos y aeróbicos, es decir que en una práctica se fusionan cortos intervalos de trabajo fuerte con otros de menor ritmo. Con ello, además de bajar de peso, se tonifican los músculos, el deportista gana elasticidad, fuerza y potencia.
Andy Bermeo, instructor en Taga Insanity, dice que con esa fusión se maximizan resultados en un menor tiempo. “Es efectivo porque el cuerpo quema calorías después del entrenamiento”.
Con él coincide el deportólogo José Reinhat: “Como te esforzaste al máximo te quedas con una deuda de oxígeno que se va pagando hasta una hora después del entrenamiento”.
La lista de ejercicios aeróbicos es larga: trote, caminata, natación, ciclismo… En cambio, se llega a la zona anaeróbica con ejercicios ejecutados con mucha rapidez: un pique de 100 metros, saltos continuos… Los maratonistas, afirma Reinhart, también corren en su umbral anaeróbico.
El HIIT forma parte de programas de entrenamiento como el CrossFit y el Insanity. Una rutina, por ejemplo, consiste en saltar cuerda a la máxima potencia durante un minuto y después realizar flexiones de pecho en 45 segundos, de una forma más pausada.
Aeróbico. Puede caminar, trotar, levantar pesas, nadar… Incrementa la capacidad pulmonar y es beneficioso para el sistema cardiovascular. En la foto Andy Bermeo.
Esa fusión de movimientos debe repetirse hasta por cinco ocasiones, con un descanso, entre serie y serie, de máximo 15 segundos.
El acondicionamiento físico con intervalos de alta intensidad toma hasta 30 minutos y se lo puede ejecutar en un parque, en la casa o gimnasio.
Francisco Pinto, entrenador, aclara que el entrenamiento debe ir acompañado de una dieta saludable y de disciplina.
Pero ¿qué es el ejercicio aeróbico? Es aquel que necesita del oxígeno para obtener energía de los carbohidratos y grasas. Esos ejercicios, por lo general, se los realiza entre el 70 y 80% de la frecuencia máxima cardíaca. La zona anaeróbica, en cambio, se trabaja cuando las pulsaciones se elevan al máximo.
Pinto dice que una persona se puede dar cuenta de que está en una fase aeróbica cuando al correr puede conversar con otra persona. Cuando se queda sin aliento se encuentra en la fase anaeróbica.
Sin embargo, antes de iniciar con este tipo de entrenamiento, Reinhart aconseja realizarse un test médico. Una persona que tenga factores de riesgo como obesidad, diabetes… podría, incluso, infartarse durante una prueba de mucho esfuerzo. Para evitar aquello es importante también conocer la frecuencia máxima cardíaca para saber a cuántas pulsaciones entrenar.