El mono ardilla es uno de los más afectados por la cacería.
El consumo de especies silvestres no ocurre únicamente en los países asiáticos. En Ecuador persiste una alta demanda de carne de mono, que ya está causando impactos en las poblaciones de los animales que habitan en el Parque Nacional Yasuní. La apertura de carreteras ha permitido que zonas consideradas aisladas en el pasado, ahora sean accesibles para cazadores ilegales.
Un estudio de la Wildlife Conservation Society (WCS) Ecuador revela que la población de ocho especies de primates ahora es un 70% más pequeña en las zonas con cacería, que en las áreas libres de esta actividad. Además, en los sitios afectados las poblaciones de monos se han reducido en un 40% desde el 2005.
Galo Zapata–Ríos, director científico de WCS Ecuador, explica que estos resultados son parte de una investigación que se inició hace 15 años. En ese momento se creó una línea base para comprender el impacto de la construcción de carreteras en esta área protegida. Los estudios fueron replicados el 2015 y el 2020, para evidenciar la evolución del problema.
Los monos araña y chorongo son las especies más grandes y más afectadas. En el sitio de control, o libre de cacería, se estima que existen 23 ejemplares de chorongo por km². En las zonas de cacería este año se registraron tan solo ocho ejemplares en total.
En el caso del mono araña, en el área de control se estima que habitan 18 por cada km², mientras que en este 2020 en las áreas de cacería se detectaron solo dos especímenes por km². Zapata–Ríos dice que estos resultados demuestran que ambas especies podrían ser consideradas funcionalmente extintas. Esto no significa que han desaparecido, pero ya no tienen el suficiente número de ejemplares para desempeñar sus funciones ecológicas, como la dispersión de semillas. Estas dos especies son apreciadas por los cazadores ilegales debido a la alta demanda de su carne que existe en ciudades amazónicas.
Zapata–Ríos explica que en el 2005 ya era evidente que la cacería comercial representaba una amenaza para los monos del Yasuní. WCS llevó a cabo un estudio del 2005 al 2011, en el mercado de Pompeya. Esta era una feria semanal donde se vendían productos de primera necesidad, al igual que carne de monte.
Esta investigación reveló que anualmente se comercializaban 13 toneladas de este producto, lo que equivale a dejar 45 hectáreas de bosque anualmente sin la presencia de animales. El investigador dice que, “si bien parece un número alto, son subestimaciones”. Durante ese tiempo pudieron tomar muestra del 50% de los días de mercado. En el año 2011 este sitio fue cerrado.
Esta problemática ahora adquiere más relevancia debido a la pandemia del covid-19, que se pudo originar en un mercado de carne silvestre en China. En territorio ecuatoriano persisten estos centros ilegales, dice el especialista, donde los animales se mantienen hacinados y bajo condiciones de estrés, que pueden facilitar el salto de los virus desde animales hacia humanos.
Según datos de la Unidad de Protección del Medio Ambiente de la Policía Nacional, en el 2019 se retuvieron 5 kilogramos de carne de mono, mientras que en los primeros tres meses del 2020 no se registraron retenciones.
Zapata–Ríos dice que otro problema es que al impacto de la cacería comercial se suman los efectos de las actividades de subsistencia. El último estudio revela que el mono machín blanco también presenta una disminución en sus poblaciones y se puede relacionar con la cacería legal en el sector.
Según el especialista, actualmente el número de personas que depende de la carne de animales silvestres para satisfacer sus necesidades básicas es muy alto. Estos resultados pueden servir para elaborar planes de manejo que permitan que las personas sigan cazando, sin que las poblaciones desaparezcan.
Diego Tirira, director científico de la Fundación Mamíferos y Conservación, explica que los monos enfrentan más amenazas que otros mamíferos y su situación es compleja en el país. En el 2011 ya se dio una alerta -dice- y en el 2018 se presentó el Plan de Acción para la Conservación de los Primates del Ecuador.
El plan de conservación se implementará durante 10 años. Este busca reducir el riesgo de extinción y crear estrategias para conservar a las 21 especies y 22 taxones de monos que habitan en el país.