En la capital azuaya se exhiben los bordados de 13 países

El director ejecutivo del ­Cidap, Fausto Ordóñez, muestra parte de los bordados. Entre ellos se destacan las polleras de la Chola Cuencana. También hay tapices, entre otras prendas artesanales. Foto: Xavier Caivinagua/ EL COMERCIO.

El director ejecutivo del ­Cidap, Fausto Ordóñez, muestra parte de los bordados. Entre ellos se destacan las polleras de la Chola Cuencana. También hay tapices, entre otras prendas artesanales. Foto: Xavier Caivinagua/ EL COMERCIO.

El director ejecutivo del ­Cidap, Fausto Ordóñez, muestra parte de los bordados. Entre ellos se destacan las polleras de la Chola Cuencana. También hay tapices, entre otras prendas artesanales. Foto: Xavier Caivinagua/ EL COMERCIO.

Hasta octubre próximo estará expuesta la muestra denomina ‘Símbolos Secretos, Bordados de América’.  El objetivo es mostrar el valor del arte del bordado y sus diversas formas de aplicarlo, así como también la simbología que transmiten.

Son cerca de 180 objetos de usos festivo, religioso, utilitario e indumentaria, que se exponen en el Centro Interamericano de Artesanías y Artes Populares (Cidap), ubicado en el Barranco del río Tomebamba, en el centro de Cuenca.

Entre otros hay tapices, paños, chalinas, fajas, casullas, ponchos, sombreros, máscaras y camisas. También, blusas, mantillas, polleras, bayetas, cortinas, entre otros. Los bordados fueron elaborados en Ecuador, Colombia, El Salvador, Bolivia, Chile, México, Guatemala, Paraguay, Brasil, Haití, Perú, Panamá y España.

Según el director ejecutivo del Cidap, Fausto Ordóñez, dentro de la reserva de este centro se cuenta con una colección importante de bordados de Iberoamérica.

A través de una curaduría, se puso en valor este arte ancestral y tradicional que representa gran parte de la simbología de los pueblos y que está ligada al contexto y al entorno en el cual los artesanos se desenvuelven, dijo Ordóñez.

En los bordados se representa a la naturaleza, procesos históricos, tradiciones locales o familiares. Estas indumentarias muestran las técnicas del bordado, principalmente, manuales y, en menor cantidad, con máquinas de coser, pero con un trabajo artesanal. No hay nada relacionado con la actividad industrial.

“El bordado manual es mucho más sensitivo que aquello elaborado de manera industrial que, si bien se puede tratar de una copia del trabajo artesanal, no brinda un valor humano que alegra o genera un disfrute a quienes lo consumen”, destacó Ordóñez.

Él agregó que con el bordado manual se sostiene la identidad de los pueblos, que se dedican a esta labor, como la comunidad de Zuleta, ubicado en Imbabura. “Esa labor nos enseña que estamos en país eminentemente artesanal”.

Para Ordóñez, si se observa cada uno de los trabajos expuestos, la simbología cambia, pero las técnicas manuales son similares, que es lo que hermana a los pueblos de este continente y del mundo.

La exposición ‘Símbolos Secretos, Bordados de América’ forma parte del aporte del ­Cidap para evitar que los oficios tradicionales corran el riesgo de desaparecer por el auge y crecimiento de la actividad industrial. “La artesanía tiene un valor por ser hecho a mano y porque es una expresión territorial, como ocurre en Imbabura, Cañar o Azuay”, señaló Ordóñez.

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