Imagen de Covito mientras esperaba, en una de las puertas del Hospital General de Laredo, a su dueño fallecido por covid-19. Foto: Sin Frontera Magazine
Un perrito mestizo esperó a su dueño, víctima del covid–19, en la puerta del Hospital General de Laredo en Tamaulipas, México, por más de 30 días. El personal de salud del lugar lo bautizó como Covid o Covito.
El peludito de colores negro y café llegó al hospital acompañando a su dueño que presentaba síntomas de la enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2, lamentablemente el hombre no se recuperó. Sin embargo, Covito no dejó de pasearse entre las puertas de la casa de salud buscando a quien en vida lo cuidó.
La historia de Covito, recuerda a la de Hachiko, el perro chino que esperó a su dueño por siempre en una parada de tren. Por ello, ver al can en uno de los accesos al Hospital General de Laredo inspira ternura a médicos, pacientes y transeúntes.
A Covito no le ha faltado el alimento y el cariño. El personal de salud, sobre todo del área covid–19, se ha preocupado porque el pequeño mestizo coma, beba agua y esté bien cuidado dentro de lo que cabe.
El periódico local El Mañana informa que la encargada de la sala covid-19 llamada Dulce se encariñó con Covito. Ella menciona que el can les espera en la puerta de Urgencias y encamina a los médicos y enfermeras hasta su destino. “A nosotros este perrito nos da mucha felicidad”, asegura la galena.
Según dijo Dulce, Covito es muy dócil por lo que se ha ganado el corazón de todos los trabajadores del hospital. Ellos aseguran que han visto lágrimas en los ojos del can al no reencontrarse con su dueño.
Por suerte para el perrito, su historia cruzó fronteras y Kendra Hernández representante de un refugio fue hasta Tamaulipas para llevarlo, vacunarlo y buscarle una nueva familia que lo adopte como otro miembro del hogar.
Covito permanecerá en un hogar temporal junto a otros 43 perros y gatos hasta que se confirme que puede ser llevado a Estados Unidos. Los médicos del hospital en donde vivió Covito dicen que los extrañarán, pero están consientes de que merece una mejor vida.