La Federación de Indígenas de Imbabura realizó un desfile, que incluyó al coraza. Foto: José Luis Rosales / EL COMERCIO
El Coraza, un personaje que preside las celebraciones más importantes del pueblo kichwa Otavalo, gana espacio en las comunidades de Imbabura.
Aunque la tradición es propia de la parroquia San Rafael de la Laguna, situada en el sur de Otavalo, se ha extendido a parcialidades vecinas.
Una de ellas es Quichunquí, ubicada al otro extremo del cantón. En ese sitio, el ancestral personaje surgió por iniciativa de jóvenes del Centro Cultural Quinchuquimanta Ayllukuna, rememora Cristian Maigua, uno de los líderes y estudioso de este personaje.
La idea es revitalizar la identidad de esta localidad indígena, comenta. Por eso, incluso se encargó de confeccionar el elegante vestuario.
El traje blanco se compone de pantalón y camisa, confeccionada en satín. La ropa está decorada con encajes, lentejuelas y oropeles.
Quizá lo que más llama la atención es el sombrero, que es una especie de máscara, decorado con coloridas plumas, joyas y piedras de fantasía.
Aunque en cada comunidad tiene su particularidad, explica Maigua. En Carabuela la máscara es redonda. En San Rafael, las alhajas son de colores. En Pinsaquí la máscara tiene plumas pequeñas y en Quinchuquí, grandes. El coraza de Otavalo no es un danzante, es la imagen del sol de los Pastos, detalla Marcelo Valdospinos, en el libro ‘El Canto de las dos Calandrias’. “Resalta imponente la figura del coraza que preside una fiesta intercultural (…), cada 19 de agosto, día de san Luis Obispo de Tolosa”.
Aunque ahora también es el invitado especial de otras festividades. En Quinchuquí, en cambio, solemniza la entrega de la rama de gallos durante el festejo del Inti Raymi (Fiesta del Sol, en español).
Igualmente, encabezó el Tantanakushpa Ripashunchik (Encuentro de los Pueblos) de la Sierra Norte, organizado por la Federación de Pueblos Kichwas de la Sierra Norte del Ecuador (FICI). “Nuestra organización busca revitalizar este personaje que antiguamente representaba la máxima autoridad”, comenta Rocío Cachimuel, presidenta de la FICI, que aglutina a 162 comunidades.
El colorido personaje es el prioste o padrino de las fiestas. Por lo general se selecciona al vecino que tiene mayor posibilidad económica. El coraza, que se transporta en caballo, va escoltado por dos yumbos, que visten de traje azul y tienen sus rostros pintados de blanco. También por un loa, de vestido albo.
Además, lo acompaña el denominado gallo capitán que suele ser un pariente del prioste que aporta económicamente para la celebración.
Este personaje ha sido incluido en la muestra del Museo Viviente Otavalango. Ahí, René Zambrano, uno de los guías nativos, narra que el coraza es un semidiós. “Es el hijo del Taita Imbabura que simboliza la riqueza del lugar”, según cuenta la tradición oral.