Coplas para recibir al Inti Raymi

Luisa Carvajal canta coplas y canciones desde los 13 años. Ella en esa noche cantó a ‘capella’ por más de 10 horas. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Luisa Carvajal canta coplas y canciones desde los 13 años. Ella en esa noche cantó a ‘capella’ por más de 10 horas. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Luisa Carvajal canta coplas y canciones desde los 13 años. Ella en esa noche cantó a ‘capella’ por más de 10 horas. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Entrar a la comunidad de Pijal, en Imbabura, representa un encuentro con las tradiciones indígenas. La gentileza de su gente y su alegría se contagian muy rápidamente, mientras se comparte comida, música y bebida en las vísperas del Inti Raymi (fiesta del sol y la cosecha).

Este es el inicio de una fiesta de tres días que vivirá la comunidad. Durante la noche del viernes 20 de julio, la gente se encuentra junto a la cancha de fútbol. Junior Remache, de 12 años, toca el bombo sin cesar; a su alrededor otros jóvenes tocan guitarras, flautas, mientras se escuchan las voces de hombres y mujeres que cantan con gran alegría y emoción.

Antonio Maldonado, de 67 años, prepara su violín y espera a que lleguen sus músicos para entonar las coplas más conocidas: “Cuando vengo nomás vengo,/ ya sabrás para qué vengo,/ y si quieres oír cantar, / dame la copa primero”.

Brayan Perugachi asiste a estas fiestas desde los 10 años porque le gustan. Su familia le enseñó a tocar guitarra. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Las coplas van volviéndose más picarescas: “A los ángeles del cielo/ les voy a pedir un favor/, que mi mozo y mi marido/ se lleven como hermanitos”.
Hasta las primeras horas de la mañana, los grupos visitarán varias casas de la comunidad. Los dueños les esperarán con mote, papas, carne de res y de chancho y chicha; alimentos fruto de la Pachamama. Como agradecimiento, ellos comparten lo que cosecharon.

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