Armar rompecabezas, hacer una hora de ejercicio y seguir una dieta mediterránea ayuda a los adultos mayores. Foto: Freepik
En las 10 últimas generaciones, la esperanza de vida del ser humano se ha duplicado. Pero al vivir más años las personas se han vuelto propensas a sufrir un deterioro cerebral progresivo.
El geriatra Ricardo Luna dice que un consejo habitual es mantener el cerebro activo para que permanezcan en mejor estado las capacidades cognitivas a medida que se envejece. Sin embargo, explica que no toda actividad tiene el mismo efecto. Es mejor armar rompecabezas o llenar crucigramas que leer o cocinar.
La Universidad de Texas realizó un estudio con 220 personas mayores de 60 años a las que se les dio una actividad concreta durante 15 horas semanales a lo largo de tres meses. Los resultados no mostraron mejoría en los individuos dedicados a actividades como cocinar y leer revistas. Sí en quienes se dedicaban a seguir cursos de fotografía, tejer o aprender un idioma.
Según la coautora del estudio Denise Park, no basta simplemente con “hacer algo”, sino que deben elegirse actividades que saquen a la persona de su zona de confort y que supongan un desafío mental.
El cerebro supone el 2% del peso corporal, pero consume el 20% de la energía que el cuerpo utiliza en forma de glucosa. Si no hay actividad mental, esta se acumula y se vuelve perjudicial para el humano.
Por otra parte, el ejercicio físico es efectivo para retrasar el envejecimiento cerebral. En pacientes de la tercera edad, estudios indican que cada hora de actividad física ligera al día equivale a retrasar un año la pérdida de masa cerebral asociada a la edad.
Otra llave para una buena vejez cerebral es dormir bien. El insomnio se relaciona con una peor cognición y una memoria más deficiente. Pero solo durante la noche se libera melatonina, un poderoso antioxidante. Esta hormona posee una alta capacidad de reparación celular, sin embargo, es muy sensible a la luz artificial. Si una persona despierta y enciende la luz, se suprime su secreción en el cuerpo.
Las investigaciones también vinculan una alimentación saludable con una mejor función cognitiva en la vejez. El geriatra Luna recomienda ceñirse a hábitos como la dieta mediterránea, que prioriza ensaladas, frutos secos y pescado.
Luna comenta que es bueno comer menos: ingerir menor número de calorías ralentiza el proceso de envejecimiento cerebral porque desciende la producción de los perjudiciales radicales libres. En consecuencia, se produce un daño menor sobre el ADN de las células del cerebro, entre otras.
Comer menos potencia, asimismo, la producción de neuronas nuevas en áreas del cerebro relacionadas con el aprendizaje y la memoria.
La interacción con los demás es un estímulo importante para mantener unas buenas condiciones mentales debido a la naturaleza social del ser humano. No tenerla conlleva una situación de estrés crónico que perjudica las áreas cerebrales relacionadas con el aprendizaje y la memoria.
De igual manera, las preocupaciones liberan glucocorticoides, unas hormonas que dañan las neuronas, especialmente en áreas cerebrales que tienen que ver con el aprendizaje y la memoria.
Los expertos indican, además, que fumar incrementa los radicales libres y provoca reacciones inflamatorias del tejido cerebral. Asimismo, potencia la aterosclerosis y la oclusión de los vasos sanguíneos más pequeños del cerebro.
El cigarrillo puede aumentar hasta cinco veces la velocidad con la que el envejecimiento reduce las capacidades mentales. Además, produce accidentes cerebrovasculares mínimos y silentes, que provocan daños neuronales.