La rebeldía los vio nacer, el odio los mató

Jean Cabut murió en el tiroteo a la semanario Charlie Hebdo. Foto Agencias

Jean Cabut murió en el tiroteo a la semanario Charlie Hebdo. Foto Agencias

Georges Wolinski es uno de los cuatro caricaturista abatido ayer (7 de enero) en Francia. Foto: Agencia

La caricatura francesa, desde sus inicios, ha sido creada con tinta crítica. Pero como lo describió el investigador Bart Beaty en su artículo ‘Qué significa ser un caricaturista en Francia’ (publicado a pocas horas del tiroteo en las oficinas de Charlie Hebdo), esta no es una burla burda y sin sentido. Es sátira; es pensamiento que se ayuda de imágenes y palabras para descifrar los discursos y modos de ser de una época.

A través de los años, la sociedad francesa nutrió sus quejas contra el poder y las ideologías absolutistas a través de los gráficos de caricaturistas como Honoré Daumier, Charles Philipon, Paul Hadol, entre otros. Nombres que posteriormente dieron forma a publicaciones (semanarios o periódicos) como 'L’assiette au beurre' o 'Le Canard Enchaîné', donde la sátira gráfica ocupó un puesto privilegiado en sus páginas.

Jean Cabut murió en el tiroteo al semanario Charlie Hebdo. Foto Agencias

Mas fue con la revolución de mayo del 68 cuando las tintas adquieren nuevo brío. Si en las calles se gritaba a favor de la liberación sexual, en las imprentas se lo hacía a favor del lenguaje del humor. A este momento pertenecieron precisamente Georges Wolinski, Stephane Charbonnier (Charb), Bernard Verlhac (Tignous) y Jean Cabut (Cabu), cuatro de los abatidos durante el atentado de ayer (7 de enero) en París.

¿Qué hizo especial a la caricatura posterior a mayo del 68? En su investigación ‘La caricatura en los medios’, Séverine Thivillon afirma que la sociedad de la época abogaba por un cambio de la mentalidad en todos los ámbitos. Así aparecieron publicaciones como 'L’Enragé', 'Paris-Match', o 'Hara-Kiri Hebdo' (posteriormente conocida como Charlie Hebdo), con una crítica política mordaz gracias al ingenio de artistas de la caricatura como Siné, Reiser, Topor, Willem... Todos ellos, como lo sostiene Beaty, conectados de una manera muy especial, colaborando intensamente entre sus revistas, o bien juntándose en las salas de redacción de los periódicos locales.

Stephane Charbonnier,  caricaturista y director de la revista. Foto: Agencias

Es este intenso intercambio de trabajos lo que, a razón de Santiago Solórzano, especialista en historia de la cultura francesa, ha permitido que este país desarrolle una tra­yectoria muy particular respecto de su caricatura. “La Francia contemporánea se presenta como un espacio para ideas disímiles. De esto han sacado sus caricaturistas la posibilidad de hablar de temas polémicos para unos, cómicos para otros, pero innegablemente importantes para todos”, explica.

Vale destacar un punto adicional en este recuento del humor gráfico: Francia tiene un especial afecto por sus caricaturistas. Esto lo deja por sentado Beaty, quien escribe que personajes como Wolinski han sido merecedores de la Legión de Honor, el reconocimiento de más alto nivel que otorga esta país a sus ilustres personajes.

Una tradición que data de siglos

Pancho Cajas, caricaturista
La tradición de la caricatura francesa se remonta a la época de la Revolución del siglo XVIII y ese tipo de crítica ya era bastante provocadora y fuerte para ese momento y en la actualidad. Temas políticos, religiosos y de todo tipo de poder son cuestionados.

Ahí se ejerce la auténtica libertad de expresión, acá nos causa bastante pavor mirar una serie de caricaturas donde se pone en ridículo a un personaje público.

Formas e ideas irreverentes

Luján, caricaturista
Todos los temas que toca el dibujo de prensa en Francia se expresan con la mayor irreverencia posible, sin tapujos.

Hay también una liberación sexual en el lenguaje del humor. Eso identifica especialmente que surgieron a partir de mayo del 68. Para algunos de ellos, el lenguaje verbal es más importante que el dibujo. Se denota la gran libertad y la ausencia de censura en los medios de prensa. Ellos han influenciados a muchos caricaturistas actuales.

Una caricatura desenfadada

David Nicolalde, caricaturista y comunicador social
La caricatura en la historia de Francia se ha destacado por ser un poco desenfadada y menos restrictiva que otros países de la misma Europa.

La sociedad francesa, en este aspecto, ha sido muy receptiva, y no como sucede en la prensa de América Latina o de Ecuador. Esto también tiene que ver con que Francia es un país que no tiene una monarquía, y que la libertad de prensa se defiende. Incluso tiene que ver que acoja a otras religiones y etnias.

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