Un cementerio puede ser más que un espacio para recordar, frío y melancólico. Alrededor del mundo existen necrópolis que destacan por sus historias, su arquitectura e inclusive son espacios dedicados al turismo. En Ecuador, cementerios como el Cementerio de Tulcán o San Diego en Quito, son mucho más que sitios lúgubres y llenos de lápidas.
San Diego está en el centro de Quito, fue el primer cementerio privado de la capital, fundado en 1872. Sus mausoleos muestran la importancia que el más allá tuvo para algunos quiteños. Tumbas con decoraciones griegas, romanas o figuras talladas en mármol son algunos de los atractivos más importantes de este espacio.
En Tulcán, ciudad que está ubicada en el norte de Ecuador – cerca de la frontera con Colombia –, el sitio preferidos por los turistas es el Cementerio José María Azael Franco Guerrero. Esta necrópolis está decorada con 309 esculturas hechas en ciprés, las figuras son representaciones de antiguas culturas ecuatorianas, además de animales e imágenes egipcias y romanas.
Fuera del país también hay cementerios que llaman la atención de sus visitantes. En Europa, por ejemplo, existe un recorrido turístico por los cementerios más importantes del continente, entre los lugares que se visitan están el Cementerio Municipal de Madrid, El Cementerio de Berlín o el Cementerio Pere Lacheise de París.
La manera con la que las culturas han inhumado a sus muertos sin duda las identifica. Las pirámides de Egipto o las tumbas de los grandes gobernantes de las civilizaciones sudamericanas, por ejemplo, son una demostración de que el paso al más allá pueden dejar espacios que trascienden a la muerte.