Cañar: La Tucaita es guardiana de Patococha

La protección del agua de páramo es una de las prioridades de esta comunidad. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO

La protección del agua de páramo es una de las prioridades de esta comunidad. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO

La protección del agua de páramo es una de las prioridades de esta comunidad. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO

En las mañanas frías y con lloviznas, la reserva de Patococha -situada en la parte más alta del cantón Cañar- se pierde entre la espesa neblina. La lluvia cae como rocío sobre el pajonal para alimentar los humedales, vertientes y lagunas que aseguran la conservación de la flora y fauna del bosque.

La organización indígena Tucaita -que agrupa a 14 comunidades y cinco cooperativas agrícolas de Cañar- son los dueños de esta reserva de 350 hectáreas y llevan 12 años cuidándola. Hasta antes del 2005, nunca tuvieron un terreno comunal, contó Tomás Morocho, presidente de la organización.

En ese año, como parte de la cosmovisión andina y la reivindicación con la naturaleza, el Consejo de Gobierno de la Tucaita aprobó -en asamblea comunitaria- adquirir terrenos estratégicos de la parte alta de los mismos socios, que eran utilizados para el pastoreo, para destinarlos exclusivamente a la conservación.

El agua es un tema integral de respeto a la naturaleza y no llega sola a la tubería, dice Juanario Pinguil, miembro de la Tucaita. “Nace en los páramos, y en la protección de los humedales está la principal responsabilidad para garantizar el líquido vital para las futuras generaciones”, comentó su vecina Rosa Pomavilla.

En 12 años han realizado tres compras masivas y se aprestan a cerrar un cuarto negocio de 150 hectáreas con la vecina Cooperativa San Andrés de Zhuya. “Recuperamos suelos degradados por la agricultura o ganadería y los convertimos en pajonales de vida”, dijo Magdalena Pichizaca.

Una década después, las 80 primeras hectáreas adquiridas muestran un pajonal bien conservado y el rebrote natural de plantas nativas como el kishuar, pumamaqui, quinua nativa, sashamalva y otras medicinales. “Acá no se introducen especies que no son del entorno”, dijo José María Mainato.

Con esta decisión, Patococha se fortaleció como cuenca hídrica. De aquí nacen vertientes que alimentan a ríos, sistemas de agua potable y para riego que benefician a más de 50 comunidades como Quilloac, Zhulla, Malal e incluso a los proyectos hidroeléctricos de Elecaustro.

El sistema de agua potable y de riego más grande es el de Patococha, administrado por la Tucaita y construido mediante mingas comunitarias hace más de 70 años. Tiene una cobertura de 25 kilómetros, riega sobre las 1 000 hectáreas de cultivos de la parte baja y beneficia a 2 000 familias.

Dentro de la reserva hay dos inmensas lagunas naturales, convertidas en embalses. La primera llamada Patococha, porque desde cualquier mirador que se la observe tiene la forma de un pato y ocupa 10 hectáreas. A la segunda se la conoce como Gúlag; hay otras de menor tamaño.

Dos veces al año, los indígenas participan en caminatas por este bosque para revisar los nacimientos de agua y concienciar a los jóvenes sobre la protección del páramo. La última se cumplió a finales de agosto y pasaron por Mamá Zhinzhona y Quillugudo, espacios de valor ceremonial de los antiguos cañaris.

Hay senderos apenas definidos para avanzar hacia esos sitios, porque prefieren no alterar la geografía del entorno. Como parte de las políticas de conservación también realizan charlas y talleres periódicos sobre cómo mejorar la conservación del páramo, las amenazas existentes y responsabilidades de los socios.

Generalmente, cualquier tarea se hace mediante mingas comunitarias, con la participación de todos los miembros de la Tucaita “porque todos somos responsables del cuidado de este hábitat y del agua que utilizamos”, dijo Magdalena Nieves, quien el pasado lunes participó en una minga de limpieza del canal de riego.

Según el presidente de la Tucaita, Tomás Morocho, por la vecindad que existe con otros bosques andinos y la geografía con pendientes del entorno, Patococha también registra la presencia de animales exóticos. Entre estos se encuentran venados, águilas, leopardos, pumas, raposos, conejos y demás que son avistados al amanecer o al caer la tarde en este enclave de Cañar.

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