Las obras de arte deberán ser custodiadas durante todo el traslado. Foto: Vicente Costales / El Comercio
El traslado de más de 48 000 bienes patrimoniales, que están en las reservas del edificio Aranjuez (Reina Victoria y Jorge Washington, en Quito), comenzará a inicios de noviembre del 2020. Los bienes serán llevados al edificio de la Reserva Nacional (antiguo Unasur) y su transportación efectiva tomará 50 días.
Entre los bienes de alto valor patrimonial que serán llevados hasta la Mitad del Mundo están 42 612 piezas que son parte de la reserva arqueológica, 3 500 que integran la reserva colonial y republicana y más de 2 600 piezas que corresponden a la reserva de arte moderno y contemporáneo.
Según información oficial que el Ministerio de Cultura y Patrimonio entregó a este Diario en julio pasado, se convocó al proceso de contratación para el traslado, a través del portal de compras públicas, pero este proceso se declaró desierto por errores en las presentaciones de los oferentes.
“Se convocó nuevamente el proceso con alguna modificación técnica. Actualmente nos encontramos avanzando con los tiempos establecidos en el portal de compras públicas. Si se adjudica el contrato de acuerdo con las normas de contratación pública, se empezará el proceso a inicios de noviembre”, señala el Ministerio.
Si estos tiempos se cumplen, el traslado se iniciará 10 meses después de que el exministro Juan Fernando Velasco hiciera público un informe levantado por el Servicio Nacional de Gestión de Riesgos y Emergencias, sobre el estado estructural del edificio Aranjuez.
En este documento se señala que ante la ocurrencia de un evento sísmico severo existe la probabilidad cierta de que el edificio colapse. Esto representaría una pérdida invaluable para el patrimonio y la historia de Ecuador.
A más de las reservas de bienes patrimoniales mencionadas en este edificio, hay fondos audiovisuales, fotográficos y bibliográficos de suma importancia. Entre ellos se encuentran el fondo Carlos Manuel Larrea, fondo Isaac Barrera y fondo Jacinto Jijón y Caamaño (que tiene libros de los siglos XVIII, XIX y XX).
Carmen Fernández Salvador, historiadora del arte y docente de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), explica que durante estos 10 meses varias investigaciones de estudiantes y profesores se han detenido por la imposibilidad de acceder de forma directa a las publicaciones, sobre todo a las primeras ediciones que están en estos fondos.
“Hay algunos documentos que se pueden encontrar en la Biblioteca Aurelio Espinosa Pólit, pero nada comparable a lo que hay en la biblioteca del fondo Jacinto Jijón”.
Guillermo Bustos es uno de los voceros del Comité Consultivo de la Coalición por la Defensa del Patrimonio. Para este historiador, es grave el perjuicio académico que se ha generado con este cierre. La Universidad Andina Simón Bolívar tiene dos promociones de estudiantes que no han podido acceder a la consulta de varios libros que están en este repositorio patrimonial.
Bustos, junto con varios colegas de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y de la USFQ, coordina Ciudad Archivo, un proyecto internacional que todavía no ha despegado -dice- a causa de este cierre al público.
“Quito fue escogida entre seis ciudades en el mundo para desarrollar este proyecto. Uno de los repositorios que necesitamos investigar a profundidad es el que está en el edificio Aranjuez”, dice Bustos.
Al respecto, el Ministerio de Cultura y Patrimonio confirmó que la Biblioteca de Ciencias Humanas y el Archivo Histórico se trasladarán al edificio matriz del Ministerio, en la av. Colón y Juan León Mera. “Estarán en un área adecuada, que garantiza la puesta en valor de estos fondos y el acceso al público”, dijo la institución.