Autocine, una opción en medio del covid-19 a escala global y en Ecuador

Imagen referencial. El autocine es una modalidad que empieza a ganar territorio a causa de la pandemia y las necesidades de distanciamiento social. Foto: Pixabay

Imagen referencial. El autocine es una modalidad que empieza a ganar territorio a causa de la pandemia y las necesidades de distanciamiento social. Foto: Pixabay

Imagen referencial. El autocine es una modalidad que empieza a ganar territorio a causa de la pandemia y las necesidades de distanciamiento social. Foto: Pixabay

El autocine es un concepto que ha resurgido con fuerza este año a partir de la pandemia por coronavirus, que obligó al cierre de las salas de cine en Ecuador y en muchos otros países del mundo.

En ese escenario, el cine drive-in reaparece como una opción, que facilita la implementación de medidas de prevención y distanciamiento físico, para reactivar el negocio de la exhibición cinematográfica. También es una alternativa para volver a ver una película fuera de casa, desde la comodidad del auto parqueado frente a una pantalla gigante.

El auge de la industria automotriz y cinematográfica dio paso a la creación de los primeros autocinemas en Estados Unidos, en la década de los años 30, aunque el clímax de su popularidad llegó entre las décadas de los años 70 y 80.

Contra todo pronóstico, el autocinema ha sobrevivido a la modernidad de las multisalas y el ‘streaming’, como una experiencia que se evoca desde la nostalgia. A partir de los años 80, esta modalidad entró en un pronunciado declive y actualmente solo quedan solo 305 de los más de 4 000 que había hasta la década de los años 60, según datos de la Asociación de Autocines de Estados Unidos.

En Ecuador, Soul Autocine fue uno de los primeros proyectos en ofrecer esta modalidad de exhibición. La iniciativa surgió como parte de un proyecto universitario a cargo de tres jóvenes emprendedores, en 2014. Desde entonces, Soul ha realizado una serie de proyecciones y muestras de cine al aire libre en espacios naturales, como la Quinta San Luis de Lumbisí, o en sectores urbanos, en el norte de Quito. Por la cartelera de Soul han pasado películas clásicas, contemporáneas y producciones ecuatorianas.

La viabilidad de un proyecto de este tipo depende de varios factores. El aforo, por ejemplo, se determina en función de la extensión de cada terreno. Este tipo de negocios también se han ido adaptando al desarrollo de la tecnología y actualmente ofrecen proyecciones en formato digital en High Definition y 4K. El audio de las películas llega hasta el radio de cada vehículo en calidad estéreo mediante un sistema de transmisión por un canal FM de corto alcance.

El horario y la contaminación lumínica de los alrededores pueden ser limitantes. La nitidez de la imagen mejora en la noche y en espacios en los que no incidan otras fuentes de luz artificial.


Entretenimiento con protocolos de bioseguridad

En el contexto de la actual emergencia sanitaria por covid-19, el autocine facilita el distanciamiento físico entre el público que acude a una función en su propio vehículo. Los productores nacionales y los grandes estudios internacionales también tienen una oportunidad para no seguir aplazando sus estrenos. Este tipo de instalaciones puede convertirse en el nuevo escenario para proyectos escénicos y musicales, como obras de teatro, danza y grandes conciertos.

En la región, Chile, Argentina, Brasil y Colombia apuestan por el autocine para reactivar la programación cinematográfica en medio de la pandemia. Protocolos de limpieza para autos y personas, desinfección de instalaciones y normas de convivencia comunitaria son parte de las medidas establecidas en estos espacios.

Opciones para acudir al autocine en Ecuador

En Ecuador el cine desde el auto empieza a ganar terreno. En Guayaquil se han instalado dos autocinemas que funcionan en los centros comerciales El Dorado y Policentro.

Soul Autocine empezará una nueva temporada este sábado 1 de agosto del 2020, en una explanada de la av. De la República, en Quito, con capacidad para 45 autos y la aplicación de protocolos de bioseguridad y distanciamiento físico.

Las proyecciones pueden estar sujetas a las condiciones climáticas, que en ciudades como Quito son impredecibles.

Experiencias en Estados Unidos y Europa

Las medidas de restricción y confinamiento han impulsado la reapertura y extensión de cines drive-in en las capitales más importantes de Europa, en modalidades que incluyen autos y botes. En Francia, el Ayuntamiento de París, instaló una gran pantalla a orillas del río Sena para que los asistentes puedan ver películas desde 38 botes eléctricos.

Cinemacar, en Alicante, España, es uno de los complejos más grandes de Europa, con 45 000 metros cuadrados de terreno y capacidad para 400 vehículos. Este autocinema funciona desde junio pasado con aforo limitado, protocolos de distanciamiento y hasta una aplicación móvil para comprar boletos y ordenar comida al auto para evitar interacciones personales innecesarias.

En Estados Unidos y en algunos países de América Latina también han recobrado protagonismo. En Florida se ha puesto en marcha un proyecto para construir un cine con capacidad para 500 automóviles y cinco pantallas. Una de estas pantallas llegará a medir 36 metros de altura, con la que el productor y director Spencer Folmar, piensa batir un récord mundial.

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