La natación es un deporte que permite socializar sin la obligación a seguir reglas ni a descifrar lo que la otra persona busca. Foto Referencial: Pixabay
La caninoterapia, la natación y la hipoterapia son algunas de las actividades recomendadas para las personas que padecen de autismo, un trastorno neurológico complejo que dura toda la vida, pues según la psicóloga Jennifer Villarreal aún no existe la cura. De esas tres, la natación es el único deporte.
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la tasa media mundial de prevalencia es de 62 por cada 10 000 habitantes, lo que significa que un niño de cada 160 padece un trastorno del espectro autista, una cifra importante y por la que la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 2 de abril como el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo.
Según la especialista, ese trastorno se caracteriza por la dificultad de socializar. Hay retraso en el desarrollo de las aptitudes lingüísticas y repetición de conductas estereotipadas. Se puede realizar un diagnóstico antes de que el niño cumpla los dos años.
A ese trastorno neurológico se lo asocia a anormalidades en la estructura cerebral y a un desorden en la función neurológica. Sin embargo, la psicóloga aclara que no se conoce a ciencia cierta el origen del autismo, pues otros estudios apuntan a la genética.
Según el National Institute of Mental Health de Estados Unidos “el autismo es un grupo de trastornos del desarrollo cerebral a los que se llama colectivamente el trastorno del espectro autista (TEA)”.
Esto porque existe una amplia gama de síntomas o niveles del trastorno pueden ir desde un desorden de personalidad hasta comportamientos de autoagresión. “Tienen dificultades para interactuar con el otro y para leer el lenguaje corporal. Se les dificulta entender y seguir reglas”, añade la especialista.
Es por esa razón que Villarreal sugiere la caninoterapia, la natación y la hipoterapia como parte de una terapia que busca alejar a las personas de su mundo y acercarlos al de los demás.
Aclara que aunque las tres opciones son buenas, no todas se ajustan a las necesidades de las personas que padecen de ese trastorno. Por ello es importante la asesoría de un especialista y la terapia que se recomiende dependerá del grado de afectación.
A las personas con autismo severo, por ejemplo, les cuesta, al inicio, vincularse a la hipoterapia, que consiste en aprovechar los movimientos del caballo para estimular sus músculos y articulaciones.
Algo similar sucede con la caninoterapia, donde se relacionan con canes amaestrados. “Pero todo es cuestión de tiempo y pueden adaptarse”, agrega.
La natación, en cambio, es un deporte que les permite socializar, pero que no les obliga a seguir reglas ni a descifrar lo que la otra persona busca.
Es por esa razón que deportes como el baloncesto, fútbol, vóley u otros no están entre sus opciones, pues según Villarroel, a las personas con autismo les incomoda seguir patrones de conducta y en esas disciplinas se ven forzados a conversar, a compartir, a aceptar sugerencias.
Con la natación ellos también desarrollan destrezas motrices, de coordinación, ganan estado físico, se liberan del estrés, evitan sobrepeso.