Los videos subidos en su canal de Youtube ayuda a Danilo Briceño a sobrellevar su autismo. Foto: Paúl Rivas/ EL COMERCIO
Un sintetizador de voz y una computadora son las herramientas que Danilo Briceño, de 16 años, utiliza para comunicarse con los más de 1 000 seguidores que tiene en su canal de YouTube. Cada semana sube un video distinto en los cuales expresa sus sentimientos, narra historias o critica la forma “en que las personas utilizan la palabra autismo como un insulto”.
A los 10 años, cuenta María Lourdes Ortega, su madre, el joven fue diagnosticado con Asperger, trastorno que actualmente está considerado dentro del Trastorno del Espectro Autista (TEA). La falta de atención en clases y las dificultades en las áreas de ortografía y de lenguaje fueron las señales que la alertaron acerca del problema. Aunque, cuando se trataba de temas tecnológicos, su interés siempre fue notorio.
A los tres años, Danilo ya sabía utilizar programas como Paint para hacer dibujos en la computadora, y cuando tenía problemas en el colegio, sus padres reforzaban su aprendizaje a través de videos educativos. Incluso un tiempo hablaba con acento español, admite su madre, ya que el programa educativo utilizaba este acento.
Cuando se enteró de la existencia de la Internet, por su hermana mayor, Danilo se dedicó a aprender cómo subir contenidos a la plataforma de YouTube. Así, hace dos años creó su canal donde, a través de dibujos animados que tienen su voz, se comunica con todos sus seguidores.
Para Ortega esta es una herramienta que le ha permitido estar al tanto de los sentimientos y experiencias de su hijo. Además, es una forma en la que él comparte sus gustos y aficiones con otros usuarios del sitio y “crean vínculos de amistad”.
Uno de los mayores obstáculos para las personas con TEA es la interacción personal, explica la psicóloga Vanessa Santín. “Tener que mirar al otro es una de las barreras sociales más grandes”. Por eso, considera la especialista, a través de la tecnología, el niño puede mirar la pantalla y decir lo que siente, aunque se esté dirigiendo a una audiencia masiva.
Las redes sociales también son plataformas que ayudan en el proceso de comunicación a través de los chats y lo que muestran en su perfil.
Santín dice que observa constantemente los perfiles de sus pacientes en la red social. Para ella, de esta forma se pueden establecer “redes afectivas”.
Por ejemplo, Danilo coloca diferentes personajes ficticios en su muro, o como foto de perfil, acompañados de una frase que revela su estado de ánimo.
Si se siente triste, cuenta su madre, sus amigos le escriben comentarios positivos, lo que “hace que se sienta apoyado”.
Pero además de las plataformas en la web, algunas aplicaciones están destinadas a reforzar las habilidades de las personas con TEA.
Según un estudio publicado por la Academia Estadounidense de Psiquiatría del Niño y del Adolescente, los niños que utilizaron una aplicación especializada en su tableta mostraron mejores resultados en comunicación espontánea que los que no las utilizaron.
Las ‘apps’ y juegos que enseñan emociones son las más adecuadas ya que permiten que desarrollen su capacidad para leer o identificar los sentimientos de los demás, explica la psicóloga educativa Belén Alvarado, quien trabaja actualmente con niños autistas.
Los programas que recrean las actividades que se llevan a cabo en el mundo físico, como cuidar una mascota o mantener una granja, permiten que viva la experiencia y después la represente en la realidad.
Las personas que usan la tecnología tienen mayor capacidad de captación a través de elementos concretos, estímulos visuales, y aprenden a través de forma lúdica.
Esto motivó a Patricio Éguez, estudiante de la carrera de Interactividad y multimedia, a crear un juego llamado ‘Aninúm’. Utiliza una alfombra interactiva, para reforzar la capacidad de retención de conceptos en los niños con Asperger.
El poder ayudar a personas como su hermano, a quien le detectaron autismo, es lo que le motivó a emplear sus conocimientos tecnológicos en esta área ya que es una forma de contribuir en su proceso de aprendizaje.
Raquel Muñoz, madre de Ariel, de 7 años, asegura que desde que le detectaron autismo a su pequeño, la tecnología ha sido de gran ayuda, sobre todo los videos con juegos de carreras y con canciones porque “le tranquilizan en cualquier situación”. Además, con la tableta y la computadora refuerza sus habilidades para la lectura y la escritura.
Pero, aunque estas herramientas son útiles para que mejore su interacción, deben ser solamente un entrenamiento para la actividad social en el mundo físico, explica la Santín.
El problema que puede representar el uso excesivo de estas plataformas, es que el niño o joven se abstraiga más en su mundo y solo se límite a interactuar con las personas de forma virtual. Para Alvarado no existe un parámetro fijo a través del cual se pueda determinar cuánto tiempo los menores deben destinar para el mundo virtual, pero siempre debe existir una guía y monitoreo de los padres y terapeutas.
‘Apps’ útiles
FindMe ayuda a los niños con TEA, a partir de los 18 meses, a mejorar sus habilidades de interacción.
Albert HD busca la estimulación visual a través de 20 escenarios diferentes. Está disponible en iOS.
Bugs and Buttons es un juego diseñado para fortalecer la capacidad de retención con números, letras y figuras.
Puzlingo es una ‘app’ gratuita con animaciones y sonidos. También enseña vocabulario y destreza táctil.
En contexto
A través del grupo de Facebook Aso padres espectro autista Ecuador se difunden videos, experiencias, eventos y artículos relacionados con el Trastorno del Espectro Autista (TEA). También brindan soporte emocional. Actualmente cuentan con 541 miembros.