‘Liga de la Justicia 2021’. Versión personal de Snyder, quien abandonó en pleno rodaje el proyecto. Este fue remodelado por Joss Whedon en el 2017. Foto: Archivo
El cine de Zack Snyder se ha convertido en una marca de la cultura pop de este siglo. Para muchos, su obra es vacía, carente de mayor contenido pese a que sus imágenes son poderosas, atrayentes e incluso provocadoras. Es la mezcla de un cineasta de autor con uno comercial, una especie de Steven Spielberg adaptado a los lenguajes de este tiempo, aunque sin la necesidad de filmar algo íntimamente comprometido, como ‘La lista de Schindler’ por ejemplo.
El reciente estreno de su versión de ‘La Liga de la Justicia’, el proyecto que abandonó tras el suicidio de su hija Autumn, en el 2017 a los 20 años, y que retomó por pedido de Warner Bros., lo reafirma como un creador potente en lo formal, pero que no desea proponer mayores debates morales que no sean los que generen sus propias imágenes en la pantalla grande.
Un ejemplo es el polémico tono religioso que impregna su propuesta para Superman, el protagonista de ‘Man of Steel’ (2013) que flota en el espacio con los brazos extendidos, como si estuviera sostenido en una cruz invisible. Es una escena hermosa, un ‘screen saver’ de alta resolución, pero sin la fuerza para cuestionar a la religión o plantear la divinización de los autoproclamados salvadores.
Ninguna película de Snyder ha sido alabada de forma unánime y esta nueva Liga, tampoco. Pero de todos modos, su estreno en ‘streaming’ significó un triunfo para el director, pues demostró que su estilo sigue vigente luego de su gran debut en el 2004, con una nueva versión de ‘Dawn of the Dead’, su primer largometraje luego de una carrera enfocada en avisos comerciales y videoclips.
En ese filme de terror dio muestras de un estilo que no abandonaría jamás y que se basa en la importancia de la fotografía, la ausencia de ironía o sentido del humor y una edición que da ritmo a la narración. La película triunfó en la taquilla, tuvo un gran impacto en la cultura de masas y revitalizó al subgénero de los zombis.
Dos años después, Snyder impactaría globalmente con ‘300’, donde agregó dos elementos más a su estilo: los planos generales y la cámara lenta, pero muy lenta, que de repente suelta escenas veloces para luego volver a mostrarlo todo despacio.
El poder visual de esta epopeya basada en la novela gráfica de Frank Miller desató toda una serie de controversias, pues la puesta en escena de la legendaria Batalla de las Termópilas, con muchas licencias históricas, fue vista de varias maneras, desde un planfleto militar para atacar a Irán hasta una exaltación de la homosexualidad masculina. La variedad de interpretaciones se debe a que, en realidad, Snyder no quería reflexionar sobre nada sino, simplemente, aprovechar la brutalidad del relato original para crear belleza y cautivar al espectador.
‘300’ tuvo un éxito arrollador, no solo en taquilla (la décima película más vista del 2006 en todo el mundo), sino también en impacto cultural, a pesar de que algunos críticos la despreciaron. La frase “This is Sparta!” (¡Esto es Esparta!) forma parte de memes y parodias que aún pueden verse en los recovecos de las redes sociales.
En su adaptación de ‘Watchmen’, basada en la novela gráfica de Alan Moore, el director volvió a enfatizar en la perfección visual, sin preocuparse demasiado en el aspecto político de la historia, que plantea una Guerra Fría alternativa en los años 80, en que los superhéroes o han sido reclutados por el Gobierno de Estados Unidos o están proscritos.
Snyder volvió a ofrecer peleas sangrientas, escenarios y personajes impactantes y hasta sugestivamente diseñados, aunque el valor moral del relato está momificado y no se percibe la feroz crítica de Moore hacia la era de Ronald Reagan. Otra vez, tanta belleza (o tanta violencia retratada estéticamente) que deslumbra sin que se entienda el propósito.
En lo comercial, el ruido por la polémica no ayudó y apenas recaudó USD 50 millones más de su presupuesto, que alcanzó los 130 millones.
Luego de dos fracasos: ‘Los Guardianes de Ga’Hoole’ (2010), ideada para niños, y otro aún peor, ‘Sucker Punch’ (2011, única cinta con personajes creados por Snyder de su carrera), se pensaba que no habría otro proyecto para el estilo de este director.
Pero sí lo hubo. Warner Bros. encargó a Snyder la concepción de un universo cinematográfico basado en los superhéroes de DC, para competir con Marvel, que triunfaba con los Vengadores y sus derivados coloridos, divertidos y familiares.
Snyder se mantuvo fiel a su estilo e hizo del Superman de ‘Man of Steel’ alguien solemne. La continuación, ‘Batman vs. Superman’ (2016), causó controversia por la fragilidad del relato. En ambos casos, el apartado visual volvió a ser contundente y lleno de violencia, no apto para niños.
El director filmó ‘La Liga de la Justicia’, tercera parte de su visión de estos héroes, pero se apartó en el tramo final por la muerte de su hija. Joss Whedon lo reemplazó y le dio un tono alegre, tipo Marvel a esta propuesta, que se estrenó en el 2017 y fue vapuleada por la crítica y los espectadores.
Tras recuperarse, Snyder aceptó rehacer la película y, tras cuatro años de espera, el público por fin vio lo que este director quería mostrarnos antes de su tragedia. Ahí están sus paletas de color menos saturadas y más contrastadas, sus proporciones y sus cámaras lentas y entradas bruscas.
También, los relatos paralelos y la épica por encima de los chistes y los ‘gags’. Pero, sobre todo, está la monumentalidad en todo sentido (dura cuatro horas) para una historia que desea maravillar más que cuestionar.