La nueva estructura se encuentra dentro de la pirámide de Kukulkán en el centro arqueológico de Chichén Itzá. Foto referencial: Wikicommons
Científicos mexicanos detectaron una nueva estructura dentro de la pirámide de Kukulkán en el centro arqueológico de Chichén Itzá, que podría corresponder a una fase de los llamados mayas puros (550 a 800 d.C), se dio a conocer este miércoles 16 de noviembre de 2016.
Especialistas del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dieron a conocer que la estructura, la segunda que se encuentra dentro de la pirámide, fue localizada con una tomografía eléctrica tridimensional.
“Los resultados son preliminares“, dijo en conferencia de prensa René Chávez, coordinador del proyecto, al señalar que falta todavía analizar todos los datos obtenidos. Se trata de una subestructura de al menos diez metros de altura, que ocuparía una extensión de unos 12 metros por 18 metros y que se encuentra dentro de otra subestructura hallada en los años treinta del siglo pasado en el interior de la pirámide.
“Es como las muñequitas matrushkas (muñecas rusas): de la grandota sacamos otra, otra y otra”, señaló Chávez para explicar la costumbre de las comunidades prehispánicas de construir una estructura sobre otra.
La arqueóloga Denisse Lorenia Argote de Instituto Nacional de Antropología e Historia explicó que hay tres épocas de asentamiento de los mayas en la península de Yucatán, en el sureste de México, y que esta nueva subestructura correspondería a la más antigua.
Por ahora, el hallazgo se limita a la identificación de una posible rampa o escalinata, un adoratorio de 3 a 3,5 metros de alto, un muro o columna y un área hueca correspondiente a una zona con un techo derrumbado.
Son apenas indicios de lo que podría haber dentro de la pirámide, donde en 2014 también se detectó también un cenote (cavidad con agua). “Es común que las estructuras de un asentamiento se hagan en varias etapas“, dijo Argote.
La pirámide que actualmente se puede ver al visitar el sitio es del período 1050 a 1300 d.C, en tanto que la primera subestructura hallada es de 800 a 1000 d.C, cuando hubo una mezcla de la cultura maya con culturas originarias del centro de México.
La nueva subestructura “nos estaría hablaría de un asentamiento muy original de mayas puros“, dijo la arqueóloga. “De este período se tiene muy poca información“.
“Si se pudiera investigar a futuro esta tercera estructura sería muy significativo porque nos hablaría de los primeros periodos de población del sitio y nos daría mucha información de cómo fue evolucionando este asentamiento“, explicó Argote.
La arqueóloga dijo que es posible que todavía estén intactos el adoratorio o el área del templo en la parte alta de esta nueva estructura, como ocurrió cuando se halló la primera. “Podemos decir que esta nueva estructura, al menos desde el punto de vista geofísico, existe. Queda a los arqueólogos realmente encontrarla y reconfirmar su existencia”, dijo Chávez.
Según señaló, la nueva subestructura no se encuentra en el centro de la pirámide, sino desplazada hacia el lado donde en 2014 se encontró el cenote subterráneo, que tiene unos 20 a 25 metros de diámetro.
“Podría uno suponer que los mayas cuando construyeron esa primera estructura sí sabían de la existencia de ese cenote“, consideró. Por el momento no están previstas excavaciones.