Estudiantes del Colegio Ecomundo practican en simuladores preguntas del Ser Bachiller.Foto: Mario Faustos/EL COMERCIO
Sofía, Yiselle y Farina se conocieron en las aulas de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol). Aún no terminan el colegio, pero antes de que concluya el 2016 ya buscaban asegurar su cupo en la ‘U’.
Sin importar las largas jornadas de estudio, quieren seguir una carrera relacionada con la economía. Por eso en los últimos meses han pasado todas las mañanas en el colegio, por las tardes asisten a un curso intensivo de nivelación en la Espol y también se preparan para la prueba Ser Bachiller.
Desde este año, el test realizado por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineval), se unificó con el Examen Nacional de la Educación Superior (ENES). Su resultado no solo aporta a la nota final de grado, sino que también abre cupos para las universidades.
335 307 postulantes del ciclo Costa la rendirán entre el 3 y 5 marzo. De ese total, 153 839 cursan el tercero de bachillerato y 181 468, que se graduaron en otros años (el 54%). Para graduarse, la nota mínima es 7. Para entrar a la ‘U’ pesan las calificaciones más altas.
La Secretaría de Educación Superior (Senescyt) reporta que cada año se ofertan 145 000 cupos en U. públicas y privadas del país. Pero, la entidad detecta una sobredemanda de ramas tradicionales: Medicina, Derecho, Administración de Empresas y Marketing.
Por eso, 95 000 cupos no han sido pedidos en los último tres años, según su titular, René Ramírez. “Medicina de la U. Central tiene 300 cupos y 3 000 demandantes. Hay otras carreras que necesita el país, como ingenierías agrícolas, donde se quedan vacíos los pupitres”.
Para promover nuevas alternativas, la Senescyt organizó una feria en Guayaquil. Al menos 10 institutos y universidades mostraron su oferta novedosa: Robótica, Mecatrónica…
María José De Luca, coordinadora de la Senescyt en las zonas 5 y 8, intentó convencer a los chicos en una especie de inducción. Les dijo que “los pupitres en las universidades son contados” y que las carreras técnicas son una opción; además que se proyecta abrir “licenciaturas técnicas, ingenierías y maestrías técnicas”.
Omar Falcones estudia en el Vicente Rocafuerte. En la feria vio robots cobrar vida, equipos para practicar electrónica y un set de televisión. Pero quiere estudiar CPA (Contaduría Publica Autorizada). “Esa es mi primera opción, no he pensado en otra. Si no lo logro no me sentiría tan feliz. Pero si me sale la segunda la tomaré, para poder ser profesional”.
Los registros del Sistema Nacional de Nivelación y Admisión (SNNA) dicen que el 54% de los aspirantes accede a su primera opción de carrera. Un 12% obtiene la segunda y el restante se ubica en las otras opciones, hasta la quinta. Es decir, 7 de cada 10 estudiantes alcanzaron las dos primeras elecciones, según datos de la postulación de julio del 2016.
Para De Luca, en este método de asignación pesa la meritocracia, que influye en la disminución de la deserción. “Antes, 6 de cada 10 estudiantes desertaban. Hoy uno de cada 10 deserta. Entra la persona que se preparó para el examen”, dijo a los estudiantes.
Sherelyn Ochoa, del Amarilis Fuentes, quiere ser psicóloga y tampoco ha pensado en otra alternativa. “Es lo que más quiero. Me frustraría…”.
La preparación en los colegios para la prueba es intensa. En el Particular Ecomundo, 128 alumnos de tercero de bachillerato practican desde hace semanas en los simuladores del Ineval, que contiene parte de las 155 preguntas de Matemática, Ciencias, Estudios Sociales y Lengua y Literatura.
“Los chicos tienen que leer muy bien las preguntas -dice la vicerrectora Nela Verdezoto-. Antes solo se medía el conocimiento; ahora es la habilidad”.
Sully Campos se esfuerza por alcanzar 950 puntos. Con esa nota, cree, aseguraría un cupo para Agronomía en la Espol. “Aunque también puedo matricularme en la Espe. Y estoy aplicando a una beca en la Zamorano, de Honduras”.
Para ingresar a la Espol, a más de la Ser Bachiller, se deben aprobar una prueba adicional desde este año. En el marco de su autonomía, la Senescyt aceptó que las universidades apliquen mecanismos individuales, con porcentajes que varían según la categoría.
El director de Admisiones de la Espol, Dalton Noboa, explica que les plantearon varias opciones: un examen de ingreso, entrevistas o revisar la historia académica del aspirante. Ellos eligieron la primera, con un 30% de la calificación total para el ingreso (el 70% se obtiene con la prueba del Ineval).
La evaluación de la Espol fue en enero y asistieron 5 782 postulantes, entre nuevos y antiguos aspirantes. Por sus puntajes, 180 fueron admitidos directamente, 1 189 pasan por una nivelación intensiva y 1 618 por la nivelación regular.
Cada año, la Espol oferta
4 000 cupos: un 70% para ingenierías, matemática, ciencias y tecnologías; y un 30% en economía, humanidades... Para determinar los cupos de cada una se conformó una comisión. Se revisa el registro histórico de cupos asignados, pertinencia laboral y se plantean nuevas y cierre de carreras.
Según el vicerrector de Bienestar Estudiantil de la U. de Guayaquil, Otto Villaprado, cada semestre unos 70 000 aspirantes pugnan por ingresar. Su oferta es de unos 9 000 cupos, acorde a su infraestructura, número de docentes y pertinencia.
Sobre el mecanismo adicional de admisión, aún se moldea una propuesta para el Consejo Universitario. Al estar en la categoría B, la alternativa seleccionada equivaldrá al 20% del promedio total.