Wayruro Orgánico es una tienda estilo supermercado que se abastece de forma sustentable; está ubicada en la Juan de Dios Martínez y Portugal. Foto: Galo Paguay/EL COMERCIO
La cadena de supermercados Kroger Co., la más grande de Estados Unidos, se unió esta semana a la cruzada mundial en torno al uso de materiales alternativos al plástico en el empacado de alimentos.
La primera acción será eliminar “gradualmente las bolsas de plástico desechables y haremos transición a bolsas reutilizables en nuestras tiendas, para el año 2025”. Este proyecto se une a otras iniciativas ecoamigables, como la eliminación de vajilla de plástico en Francia (en el 2020) o la restricción de productos plásticos en Galápagos.
En efecto, el papel film, las bandejas de espumaflex y las fundas plásticas se han convertido en aliados para la preservación de alimentos. Sin embargo, la degradación de estos productos tarda, en algunos casos, cientos de años.
En Quito se están generando alternativas para contrarrestar el consumo masivo de estos productos.La tienda Wayruro Orgánico, por mencionar un caso, trabaja con envases de vidrio para la venta de leches, yogures y galletas. Incluso hay fundas de papel para la venta de harinas a granel.
Empaque Verde provee al consumidor platos, bandejas y boles de bagazo de caña o de fibra de bambú. Nelson Ortega, director de la empresa, señala que esto mantiene las comidas elaboradas o alimentos frescos encerrados, evitando contaminación externa para preservarlos o incluso calentarlos en el microondas.
Por otro lado, el Centro de Investigación de Alimentos de la Universidad Tecnológica Equinoccial (UTE) trabaja en una investigación para cambiar la estructura química del biopolímero quitosano.
Christian Alcívar, docente investigador de la UTE, indica que la idea es cubrir las frutas u hortalizas con el biomaterial y comprobar si se retrasa el deterioro. El material se coloca por aspersión o inmersión, generando una capa que protegería al producto.
Asimismo, Patricia Garrido, docente de la UTE en alianza con la Universidad de las Fuerzas Armadas (Espe), investiga las posibilidades de la modificación genética de la celulosa para crear biomateriales que sirvan como empaques. Sin embargo, mientras se desarrollan los estudios, el plástico sigue consumiéndose día a día para preservar y transportar alimentos.
Luis Ramos, director encargado del Centro de Investigación, señala que además de la creación de biomateriales es importante tomar en cuenta los ciclos de vida de cada producto. De esta forma, se podrá comprender si desde su producción hasta su deshecho, el biomaterial genera menor impacto ambiental que los plásticos.