Los niveles de dióxido de nitrógeno han disminuido en Italia, tras la cuarentena forzada. Este es un gas altamente tóxico para la salud. Foto: EFE
Las restricciones aplicadas al transporte terrestre, la cancelación de vuelos y el cierre de fábricas y comercios son algunas medidas que se han adoptado para evitar la expansión del covid-19. Esto ha causado, por el momento, un impacto positivo en el ambiente.
Una menor cantidad de dióxido de carbono liberada a la atmósfera ha sido una de las principales consecuencias de la presencia del coronavirus. En China, el país más contaminante del planeta, las medidas aplicadas en febrero permitieron que las emisiones disminuyeran en un 25%.
Según el Centro de Investigación en Energía y Aire Limpio, durante este periodo el gigante asiático emitió 150 millones de toneladas métricas de CO2 menos de lo que se registró para la misma época en el 2019. Las concentraciones de dióxido de nitrógeno (NO2) también han disminuido desde que se adoptaron las medidas de aislamiento.
En Italia, el segundo país con la mayor cantidad de casos confirmados de covid-19 en el mundo, está ocurriendo lo mismo. Después de que esta situación obligara a las personas a quedarse en sus casas, la concentración de NO2 ha disminuido significativamente.
Así lo evidencian las imágenes del satélite de la Agencia Espacial Europea, capturadas desde el 1 de enero hasta el 11 de marzo del 2020. Mediante estos instrumentos, se puede observar que la situación se está empezando a replicar en ciudades de España, donde se ha restringido la movilidad y el funcionamiento de empresas.
En Italia los principales decrecimientos de NO2 se evidenciaron el el norte. La primera imagen corresponde al 14 de febrero de 2020 y la segunda al 8 de marzo de 2020.
Katiuska Alexandrino, docente investigadora de la Universidad de las Américas (UDLA), dice que es común que se evidencie una reducción de contaminantes en el aire durante las épocas de crisis.
Esto se debe a que en estos períodos la gente se transporta menos en sus vehículos y se detienen las actividades económicas que dependen de los combustibles fósiles, responsables de la emisión de CO2.
Alexandrino explica que este es uno de los principales gases de efecto invernadero, mientras que el NO2 es un gas altamente tóxico asociado a los automotores que funcionan a diésel.
Aunque por el momento estas medidas han generado impactos positivos en el ambiente, los investigadores temen que la situación se revierta una vez que se supere la pandemia. La Agencia Internacional de la Energía (IEA) explica que el virus puede representar una amenaza para la acción climática a largo plazo, al disminuir la inversión en energía limpia.
Para Alexandrino, se debe tener en cuenta que, una vez que se reactive la economía, los niveles de contaminación volverán a subir.
El aspecto positivo de esta situación, dice, es que esto muestra que si se toman las medidas necesarias es posible disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero.