La tasa aduanera que empezó a aplicarse desde lunes pasado hace recordar lo sucedido a inicios del 2015, cuando el Gobierno de Alianza País -que sigue hoy en el poder- comenzó a restringir las importaciones a través de salvaguardias. Eso generó peleas con socios comerciales, cambios en el plan original y compromisos que luego se incumplieron.
Con el argumento de que la depreciación de las monedas de Perú y Colombia reducía la competitividad de las exportaciones nacionales, el Gobierno empezó a aplicar una salvaguardia cambiaria desde el 5 de enero del 2015, pese a la advertencia de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) de no hacerlo hasta que haya un pronunciamiento de este ente subregional. Luego de tres meses, el Gobierno cambió la medida por otra que afectaba a todos los países, lo que llevó el tema a la Organización Mundial de Comercio. Ahí se argumentó que la medida sería temporal hasta corregir un problema de balanza de pagos. Se ofreció eliminar la medida en un año, pero tardó el doble.
Y apenas se eliminaron las salvaguardias, en junio pasado, las autoridades advirtieron que sería necesario aplicar una medida que evite problemas en la balanza de pagos.
Lo hicieron. La tasa de control aduanero es una extensión de las salvaguardias, ya que encarecerá todos productos importados y además generará ingresos al Fisco.
Los precios de unos productos importados serán más caros que otros, según el criterio de la Aduana, que sorpresivamente cambió la fórmula de cálculo de la tasa durante la primera semana de aplicación.
No se ha presentado ningún estudio técnico para sustentar la forma en que se aplica la tasa aduanera. Eso ha generado críticas de las cámaras de producción, de empresarios de otros países y dudas entre los embajadores de países que son socios comerciales de Ecuador.
Las autoridades del Gobierno ya tienen experiencia en aplicar una medida y luego dar explicaciones. Lo hicieron con las salvaguardias y empezaron a hacerlo con la tasa.