Impuesto a la riqueza

El nuevo gobierno heredará una caja fiscal con déficit y necesidades de financiamiento que bordean los USD 8 000 millones este año. Y pese a eso, el saneamiento de las finanzas públicas tomará algunos años y demandará de nuevos ingresos para superar la crisis.

Este diagnóstico no se aplica únicamente a Ecuador, aunque el país está en el grupo de las economías más golpeadas por la pandemia del covid-19, debido al reducido espacio fiscal para aplicar políticas contracíclicas en tiempo de vacas flacas. Es decir, nunca ahorró para enfrentar una crisis. Y si lo hizo, se gastó los ahorros en cualquier cosa.

El nuevo gobierno, cualquiera que sea, necesitará de mayores ingresos para afrontar la crisis actual y bajar el déficit fiscal. Los actuales ingresos tributarios y petroleros no serán suficientes, por lo que el actual Régimen ya viene trabajando en una reforma tributaria que presentará a quien tome la posta el próximo 24 de mayo.

Esa reforma se viene haciendo con el apoyo de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que se convirtió en el principal financista del país el año pasado. El acuerdo con el FMI busca, entre otras cosas, la sostenibilidad de las finanzas públicas que, en definitiva, significa bajar el déficit fiscal y el endeudamiento público. Para cumplir con lo anterior se requiere mejorar los ingresos fiscales.

¿Cómo hacerlo? La reforma tributaria es la vía, porque permite reasignar los recursos de la sociedad bajo principios de generalidad, progresividad y eficiencia.

El actual acuerdo con el FMI estipula que el Gobierno nacional aumente sus ingresos en unos USD 2 000 millones. Una opción que se estudiaba era el aumento del impuesto al valor agregado (IVA), que es la forma más rápida de subir los ingresos fiscales.

Ahora, el propio FMI acaba de dar otra opción a países como Ecuador: una tasa temporal solidaria a las rentas más altas y la riqueza. En la visión del FMI, la temporalidad responde a la urgencia fiscal para financiar la crisis derivada de la pandemia, que ha elevado los niveles de déficit y de deuda.

En la campaña electoral en Ecuador, los candidatos finalistas han hecho referencia a varios principios de la tributación: progresividad, generalidad, solidaridad. El candidato Andrés Arauz propuso un impuesto más alto sobre las ganancias de las empresas que hayan acumulado rentas monopólicas u oligopólicas. Guillermo Lasso habló de un IVA diferenciado, reducción de exenciones tributarias, eliminación del ISD.

Ninguna de las dos propuestas está cuantificada, es decir, no dicen qué impacto tendrán sobre los ingresos fiscales. Lo que sí se conoce es que este año se necesitarán USD 8 000 millones en financiamiento y que en los años siguientes deberá ir bajando.

El próximo Presidente, que necesitará del FMI, ya tiene el respaldo para poner en marcha una medida heterodoxa, que en otras épocas hubiese sido complicado. El impuesto a la riqueza es es conveniente, cumple el principio de progresividad tributaria y envía una señal de solidaridad.

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