Ecuador se halla en el umbral de la extracción minera a gran escala con grandes proyectos, en especial de oro y cobre. Estar en el umbral –en rigor ya lo empezó a cruzar– augura nuevos recursos para una economía que debe recaudar más.
Los proyectos Mirador y Fruta del Norte ya son una realidad y las ceremonias oficiales de inauguración de actividades solamente son el comienzo de un proceso de incremento en la extracción con otros yacimientos. Lo primero que hay que decir es que el Estado se beneficiará de millones de dólares en las distintas fases de los proyectos mineros a gran escala. Un país que tenía tradición minera pequeña, que ha visto la tragedia de la explotación y condiciones miserables para los mineros en campamentos ilegales debe actuar con mucha responsabilidad.
La operación clandestina en Buenos Aires nos ilustró sobre las precarias condiciones técnicas y la miserable explotación humana detrás de la minería ilegal, aliada del contrabando y la trata de personas. Eso no debe ocurrir nunca más.
Para que la minería sea técnica y eficiente hacen falta muchas condiciones. Una seguridad jurídica que garantice las inversiones y su retorno. Solo así vendrán empresas grandes y serias, que a la vez poseen la tecnología para extraer minerales con los menores rangos de impacto posible.Solo con una autoridad honrada, que exija los rigores de cumplimiento de los parámetros técnicos y que la ley impone en materia ambiental y desarrollo social, será posible acrecentar los recursos para el país.
Ya hay firmas extranjeras serias que han invertido millones y que vienen de países donde los parámetros de cuidado ambiental son severos y se cumplen. Nuestra naturaleza es tan feraz como frágil y hay que respetarla y cuidarla. Se debe también crear una relación amable entre las empresas y las comunidades circundantes.
Es menester desterrar la demagogia que muchas veces entorpece el crecimiento y el desarrollo. Todo con el equilibrio sensato de la extracción mineral, respetando la naturaleza y con responsabilidad social.