La depreciación del peso colombiano se convierte estos días en un nuevo dolor de cabeza para las autoridades económicas del país. La moneda del vecino país viene perdiendo valor frente al dólar de manera sostenida en los últimos días.
Ayer, con un dólar se podían adquirir 3 005 pesos colombianos. Hace una semana, la cotización de la divisa estadounidense bordeaba los 2 950 pesos. Y ahora el pronóstico de los analistas es que la depreciación del peso colombiano se mantenga y que el cambio ante el dólar llegue a los 3 100 pesos o más.
Lo que ocurre con el peso obedece a la caída de las bolsas asiáticas, en especial la de Shanghái, a la baja de los precios del petróleo en los mercados internacionales y a la situación política, económica y social que atraviesa actualmente Brasil.
En el día a día del Ecuador el actual valor del peso colombiano también genera efectos. No es un secreto que ecuatorianos, en especial habitantes de Pichincha, Imbabura y Carchi, crucen la frontera norte para comprar desde electrodomésticos y vestimenta hasta neumáticos, artículos de higiene y útiles escolares. Y con un peso más barato frente al dólar la tentación de comprar en Colombia se incrementa.
Con este movimiento, parte de los dólares que circulan en el país terminan en el exterior, algo que las autoridades tratan de controlar con operativos en la frontera y con salvaguardias en las importaciones.
Otra consecuencia se siente en los comercios de Tulcán. Allí, los dueños de negocios denuncian la caída de sus ventas, mientras observan las filas de vehículos que se forman en el puente de Rumichaca.
El Gobierno ecuatoriano ha admitido que está muy preocupado. El Presidente de la República habló de un comercio unilateral en la frontera y de pérdida de competitividad.
La devaluación del peso es, entonces, otro ingrediente que se añade a la actual incertidumbre económica que atraviesa el país. Con el riesgo país al alza y el crudo a la baja, hoy sí se necesita un ‘milagro’ ecuatoriano.