Joffre Yazbeck supervisa, personalmente, la preparación de su auto Honda en el que participará este año. Foto: Diego Pallero
El ambiente huele a aceite, las máquinas lucen impecables, las piezas son nuevas y las carrocerías brillan. Con esos detalles, mañana comienza la 35ª Vuelta Automovilística
al Ecuador.
El autódromo de Yahuarcocha será el escenario donde las máquinas correrán el Super Prime, tras los controles mecánicos y técnicos. Ayer, al cierre del plazo de inscripciones,
se habían registrado 35 pilotos. Esa cifra podría duplicarse hoy en el plazo extraordinario.
“Esta será mi octava participación, pero siempre se sienten nervios antes de recibir la bandera de partida”, expresó Joffre Yazbeck, que este año correrá en la categoría 2 000 cm³. Dejó atrás el Peugeot con el que fue segundo en la Vuelta de 2014, en la división hasta 1 600 cm³ y dio el salto a una categoría “más competitiva. Vamos a correr en un Honda fabricado en 2009. La suspensión se la trajo de Argentina, la caja vino de Australia y su computadora central es original Honda”.
El lojano de 50 años, que lleva en las competencias tuercas 15 en total, ha seguido de cerca la preparación del vehículo. “Vamos a alternar con mi hijo, Júnior. Hicimos ya el reconocimiento de las etapas iniciales, y él completó el resto de tramos”. Hace tres semanas sufrió una dolencia en la espalda que espera superar por completo antes del domingo, para la primera etapa.
“Las carreteras están en buenas condiciones, pero están llegando las primeras lluvias. No sabemos cómo estarán el día de la competencia”, añadió. Su equipo lo conforman 10 personas, entre mecánicos y personal de apoyo. Ellos irán en dos vehículos de abastos y logística, otro irá abriendo la ruta para informar las condiciones de las carreteras y en un camión transportan las piezas que podrían hacer falta. “La inversión es alta, para la vuelta requerimos 16 llantas, cambiamos el juego cada dos etapas”.
Para Yazbeck, la etapa más complicada es la tercera, que parte en Machala pasa por Piñas y termina en Loja. “El prime entre Portovelo y las Chichas es la que puede definir la vuelta. Es el tramo donde pilotos, mecánicos y técnicos afirman que pone la preparación del carro y, a esas alturas, puede estar desgastado”.
En ello coincide Pablo ‘Buggyman’ Betancourt, quien correrá la vuelta en su buggy. Un auto al que le tiene mucho cariño porque fue construyéndolo, junto con Roberto Pozo, con su ingenio y manos. “Lo primero que hicimos fue comprar un motor Volkswagen Golf 1 800 cm³. Luego fuimos construyendo, comprando y armando cada parte del auto. Es un verdadero Frankenstein”, bromea.
El tanque de gasolina lo mandó a construir en Colombia. “Llevamos el molde en cartón y conseguimos que nos fabriquen en acero inoxidable”. Los amortiguadores de nitrógeno los trajo desde Estados Unidos y la caja de cambios desde Argentina. La computadora central la compró en Canadá.
La pasión por los autos nació desde niño, cuando jugaba con su hermano. Creció y miró que preparar un auto de competencias significaba una alta inversión. En el 2002 descubrió que podía construir un buggy para disfrutar de esta afición. “Para la vuelta requerimos USD 2 500”, es decir, casi la décima parte de lo que requieren los autos tradicionales.
Esta será su tercera participación . “En anteriores ediciones competía en la categoría con camionetas y jeeps, pero muchos pilotos contagiados con este emprendimiento ya tienen sus buggys y este año tendremos nuestra propia categoría. Correremos cuatro pilotos ecuatorianos y dos peruanos”.
Tan bajos son sus costos, que solo ocupa un juego de llantas durante todo el recorrido. “Y las que compré son de segunda mano, me las vendió Felipe Rivera”, dijo Pablo Betancourt quien ganó, en su categoría, en 2008. Además de 90 máquinas que participaron, llegaron en ubicación 25ª en la clasificación general. Su equipo de apoyo lo conforman dos mecánicos.