Víctor
Estrella, de 36 años, festeja su título en el Jacarandá. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
El ATP 250 de Quito tiene su rey y no hay sucesor. El dominicano Víctor Estrella, que nació en la isla caribeña a 5 000 kilómetros, alcanzó el tercer título consecutivo.
El domingo 12 de febrero del 2017, en la final, ganó al italiano Paolo Lorenzi en tres sets: 6-7, 7-5 y 7-6, en un partido duró 2 horas y 30 minutos. Estrella encontró a un rival que le jugó de igual a igual pues el italiano ha jugado por varios años en ciudades de más de 2 400 metros sobre el nivel del mar.
El partido enfrentó a dos rivales con características de juego semejantes. En ocasiones defendieron su saque con servicios ganadores, en otras presionando a la net, y con intercambios y devoluciones, que llegaron a ocho y nueve intervenciones por jugador.
Mostraron la contundencia de sus golpes de derecha, los reveses no solo fueron defensivos y jugaron al límite cuando la bola caía sobre las líneas. Al tratarse de jugadores de 35 y 36 años, los dos disputaron el partido concentrados y en ocasiones con paciencia para trabajar sus puntos.
Lorenzi fue menos expresivo, Estrella emitió tres o cuatro gestos de descontento cuando perdía algún punto.
El partido fue tan parejo que, para definir el primer set, se recurrió a la muerte súbita. Solo allí se produjeron los dos primeros miniquiebres de Lorenzi a Estrella. Hasta entonces el dominicano jugaba con una efectividad del 67% en su primer servicio, el europeo alcanzó solo el 47%.
En el segundo set, el ritmo de partido y el trajín de correr de izquierda a derecha y de adelante para atrás empezó a agotar a los rivales.
El tercer set enfrentó a rivales que se esforzaron al máximo. Estrella defendía su bicampeonato y Lorenzi quería el segundo título en su carrera.
Comenzó una “guerra sin cuartel”, donde el mínimo error fue aprovechado por su rival. Pese a ello, solo en una ocasión se rompieron el saque. Con el 6-6, otra vez se recurrió a la muerte súbita.
Lorenzi otra vez tuvo en sus manos la posibilidad de ganar el partido y el ATP. Estrella no lo permitió, su espíritu imbatible reapareció y con la fuerza de su ser ejecutó saques y devoluciones contundentes.
Tan fuertes y determinantes fueron sus golpes, que en el primer punto de partido se coronó campeón.
“No sé lo que pasa en Quito, pero en verdad es mi casa. Mis porcentajes son mejores que jugando a nivel del mar. Tengo una efectividad en el primer servicio de más del 60%, no cometo doble faltas. En el llano esas cifras disminuyen”.
Estaba feliz, la sonrisa no desaparecía de su rostro. Con gusto fue con los pasabolas a lanzarse a la piscina para el “chapuzón del campeón”, que lo implementó el año pasado.
La organización de la ATP empezó a buscar en los archivos a confirmar si se trata de un récord el que logró Estrella con su tercer título en un ATP 250. Lo que sí quedó claro es que el dominicano tiene el récord de ganador del mayor número de ‘muerte súbita’. Ha ganado 9 y perdió 5.
“Seguiré viniendo a Quito hasta mi retiro. Ya tengo tres sombreros de paja toquilla”.