La azuaya Elizabeth Bravo se entrenó ayer en el parque La Carolina. Ya inició su preparación para el año 2019. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
La Elizabeth mamá dice que no es tan consentidora porque la Elizabeth atleta es muy exigente. Le gusta que su pequeño Juan Francisco le acompañe en los entrenamientos, pero evita que se acumulen ausencias de la guardería.
Elizabeth Bravo es así, cordial, amable, con una sonrisa siempre en su rostro, pero al entrar en competencia, muy concentrada en lo que hace. Su mirada la sincroniza entre la ruta de carrera y el cronómetro que lleva en su muñeca. Es la mejor triatleta del país “y, si en este momento se definiría la clasificación a Juegos Olímpicos, tendría mi cupo”, dijo.
Ha vivido un año dispar. En mayo, durante un entrenamiento se cayó de la bicicleta. Su mano se fracturó, “se rompió en cinco”, y también recibió golpes en la rodilla derecha.
La recuperación demoró porque no podía entrenarse. Pero en septiembre ya se lanzó al lago San Pablo, hizo la travesía en su regreso a la actividad deportiva.
En octubre y noviembre, alcanzó resultados importantes: llegó en el puesto 16 en Sarasota (EE.UU.); en la Copa Mundo en Salinas terminó duodécima; fue segunda en la Copa Sudamericana por 12 centésimas, y alcanzó la medalla de oro en la Copa Iberoamericana, en República Dominicana.
Elizabeth Bravo durante la prueba de ciclismo en la Copa Panamericana de Triatlón. Foto: EFE
“Regresamos a la competencia rápido y muy fuertes, días después del accidente, parecía imposible que conseguiríamos estos resultados”.
Ya tuvo una semana de descanso y ahora está comenzando su preparación física para el 2019, en el que tiene que ratificar su clasificación a los Juegos Olímpicos Tokio 2020. “Es el triatlón que me falta por competir”, dice, aunque ella ya es olímpica. Estuvo en Londres 2012 y en Río 2016.
Cada año, desde hace 14, cuando empezó su carrera deportiva, ha dado la vuelta al mundo en múltiples ocasiones. Ha nadado en los mares y lagos de América, Europa, Asia, África y Oceanía. “El Océano Pacífico, en todas sus costas, tiene aguas calientes, no se compara en nada a las aguas de Holanda o Canadá, que son muy frías”.
El 2019 comenzará con el Circuito Mundial de Triatlón en Sudáfrica y continuará en Nueva Zelanda. Irá luego al Panamericano y a los Juegos Panamericanos de Lima. “Debemos seguir sumando puntos para los Olímpicos de Tokio”.
Elizabeth bravo nació en Cuenca. Tiene 29 años. Recorre entre 400 y 480 km de ciclismo, 50 a 60 km de carrera y 30 km de natación por semana. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Luego de esa participación, quiere volver a embarazarse. “Quisiera tener dos hijos más”. Juan Francisco, que está por cumplir 3 años, llegó en un momento emotivo. “Un mes después del fallecimiento de mi padre, me dieron la noticia de que estaba embarazada”.
Alberto Bravo era su fan número uno. Le acompañó a la mayoría de torneos, fue su guía, asistente, chofer. Era su papá, en toda la extensión de la palabra.
Superó ese dolor con la ilusión de ser madre y por ello ha volcado todo su amor en su pequeña criatura. “No estaba en los planes, pero tengo el respaldo de mi entrenador, que es mi esposo y de mi madre Ruth, quien se queda con él mientras viajamos a competir”.
Francisco Tirado, su esposo, ha añadido a su bicicleta una silla donde viaja Juan Francisco, mientras Elizabeth se entrena en atletismo o ciclismo.
Los tres van juntos también a nadar. “Hay días que me dice, hoy toca piscina, no voy a la guardería”. Elizabeth vive encantada porque cuenta con la compañía de sus seres más queridos en todo momento.
Por eso, después de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, le dirá adiós al triatlón de alto rendimiento y cuidará de su hogar. “No dejaré el deporte, tal vez me especialice en la maratón”.