Sebastián Abreu en su paso por Aucas marcó cuatro goles. Este 17 de mayo se despide ante Barcelona, a las 12:00, en Chillogallo. Foto: Pavel Calahorrano/ EL COMERCIO
Cuando llegó a Ecuador, usted mencionó que su propósito era aprender del fútbol que se desarrolla en el lado continental del Pacífico, como parte de su proceso de aprendizaje para ser técnico. ¿Qué conclusiones tiene hasta el momento en ese sentido?
Primero quería tener la posibilidad de seguir disfrutando de este deporte de forma activa, como futbolista. Aucas me brindó esa posibilidad abriéndome las puertas de este nuevo país en mi carrera. Aquí veo un estilo característico del lado del Pacífico, con equipos que priorizan la posesión del balón.
¿Cómo analiza su paso y su rendimiento en Aucas?
Lo principal, lo que destaco, es la parte humana. Me he encontrado con personas muy nobles, amables y una forma de hacerme sentir en casa que realmente es difícil de encontrar en los equipos. En lo deportivo, me siento contento de haber podido llegar a un país que siempre ha desarrollado un buen fútbol y más en este club que es muy popular, con mucho respaldo. Para mi carrera, esta experiencia ha sido muy beneficiosa.
¿Qué destaca del fútbol de este lado del continente y de los ecuatorianos?
Luego de tomar el desafío como futbolista, saqué lo positivo para poder aprender los detalles de esas características que yo veía cuando los enfrentaba o veía. Me llevo una grata sorpresa, porque veo que los jugadores tienen una impresionante exuberancia física natural… Son potentes y rápidos. Además, por descendencia, cada jugador trata bien la pelota, busca que el pase sea correcto y evita dividir el balón.
Esto tiene que ver con un proceso de fundamentos desde las formativas, un trabajo que seguro es más riguroso en Uruguay.
La prueba es su gran producción y exportación de talentos…
El trabajo en inferiores hasta llegar a la Primera división en este país tiene mucho que ver con lo que se refleja actualmente, con clubes que trascienden internacionalmente y con una Selección potente, que crece en protagonismo en la región.
¿Qué diferencias encontró entre el fútbol del lado del Pacífico con el del Atlántico?
Básicamente con Uruguay hay un tema cultural y que también es evidente en Argentina, con equipos que prodigan un fútbol de respuesta, más que de propuesta. Es algo que nos cuesta.
Esto ha sido algo histórico en equipos y selecciones, la posesión del balón. Somos más de agruparnos, robar el balón y contraatacar, tomar mal parados a los rivales. Son culturas, como dije. Y mi afán al vivir este tipo de experiencia, es poder aprender y prepararme para tener ese ‘mix’ entre la respuesta y la posesión del balón… Pero eso será cuando me toque ser entrenador.
¿Qué tipo de fútbol usted vislumbra al amalgamar estos dos estilos?
Hay que diferenciar entre la posesión de balón efectiva y la posesión ‘lateralizada’. Muchas veces vemos equipos que lateralizan mucho la pelota y no hacen daño, aunque tengan la posesión. Entonces, se debe entender en qué momento lateralizar y en qué momento profundizar. Eso lleva un tiempo de aprendizaje, entenderlo, practicarlo y hablarlo mucho… a través de los videos, cometiendo errores, etc. Quiero llegar a Uruguay e incorporar lo nuevo que he aprendido ya en lo práctico, con diferentes metodologías de entrenamiento.
¿Cuándo tiene previsto debutar como técnico?
Estoy estudiando y, si todo va bien, en diciembre del 2016 habré terminado el curso. Estaré apto para dirigir cuando interprete que como futbolista ya no tengo condiciones para la alta exigencia. Ahí me prepararé bien para ese desafío. Son cuatro módulos de seis meses y llevo la mitad, en el curso de entrenadores de la Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino.
¿Cuándo se originó ese deseo de ser técnico?
Me surgió hace muchos años, al convivir con varios entrenadores que fueron despertando ese gusto por la lectura del juego, la forma de los entrenamientos, entender el porqué de las estrategias, las metodologías… Empecé a disfrutar con la idea de ser técnico, de entenderlo y visualizarme en el campo de juego ya como guía.
¿Se identifica con alguna filosofía de juego o buscará una propia?
Me identifico con personas que tienen una metodología de entrenamiento como Hugo de León, Juan Unchaín, Óscar Tabárez, Miguel Ángel Russo, Manuel Pellegrini, Diego Simeone, Daniel Pasarella… son entrenadores que he tenido a lo largo de mi carrera, todos con sus características, pero comparten una línea.
¿Y cuáles serán sus propósitos hasta que llegue diciembre del 2016?
El graduarme de entrenador no significará que dejaré de jugar. Simplemente cumpliré con los requisitos de técnico, siempre y cuando me sienta con fuerza, con ganas. No me voy a poner límite, porque sería una autopresión de ponerme fecha de dejar lo más lindo. No puedo todos los días dedicarme a pensar en el retiro, porque pasaré triste y no disfrutaré del fútbol. Es como si pensara todo el tiempo en que mis padres algún día me dejarán.
¿En qué club le gustaría empezar como entrenador?
En un equipo que tenga las condiciones y la infraestructura para poder desarrollar un convencimiento y que los jugadores lo puedan interpretar de la mejor manera. No importa si es en Uruguay o en cualquier parte del mundo.
Pero un jugador tiene un equipo de sus amores…
Sí, pero lo repito, esto no es de elegir sino de oportunidades. Analizaré la infraestructura para hacer un buen trabajo.