Galo Yépez en la escuela de natación que lleva su nombre. Foto. Alfredo Lagla / EL COMERCIO
Ya son 20 años. Este 2017, Galo Yépez, festejará con los nadadores y en los escenarios donde se entrenó, el vigésimo aniversario de la travesía al Canal de la Mancha. “Fueron 45 kilómetros que los nadé en 12 horas y 3 minutos”, dice el nadador con nostalgia.
Recordar esa hazaña lo llena de recuerdos, sonrisas y lágrimas. “He visto muchas veces los videos, no sé cuántas veces he leído los recortes de diarios. Sí lloramos, algunas veces”, recalca.
“Nadie creía en el proyecto de la travesía. Tenía 40 años de edad y, decían que estaba viejo para lograr ese objetivo”. Solo una entidad bancaria (Banco del Pichincha) creyó en él y le auspició con USD 15 000.
Nadó 358 600 metros en el proceso de adaptar su cuerpo a las largas distancias y a las bajas temperaturas. “Hice la travesía de la isla de Plata a Puerto López de 37 km, pero tenía que buscar escenarios con temperaturas bajas. Nadé 12 horas en el lago San Pablo y fui al reservorio de Tulcán para entrenar en aguas de 9 grados de temperatura”.
Ese trabajo físico lo combinó con la preparación psicológica. Su mánager era José María Chiavassa. Con él imaginaba escenarios adversos y ensayaba cómo enfrentarlos. “Luego íbamos al agua y fabricábamos esas posibles situaciones. Recuerdo que en el lago San Pablo, tomó su lancha y se movía en círculos para alterar el oleaje. Llegó hasta saltar sobre mí”.
Luego de 30 meses llegó el día de viajar a Inglaterra. “Llegué a Londres, no sabía el inglés, nunca había viajado en metro. Era todo un paisano en una gran metrópoli”, bromea. Hasta que llegó el día de ir a Dover, en la costa este.
“Miré por primera vez las aguas del Canal y me dije, qué es esto, en qué me metí. Era un mar impredecible, con olas gigantes que golpeaban con fuerza el muro de contención”. Durante tres años leyó la leyenda del capitán Matthew Webb, quien fue el primer hombre en cruzar al Canal de la Mancha, entre Dover y Calais, en Francia en 1875.
Recordaba los rostros negros o amoratados de quienes salían de las frías aguas del Atlántico luego de 10 o 20 horas, unos con la sonrisa de la victoria u otros vencidos por la inclemencia del mar.
Según datos de la Channel Swimming Association, hasta el 2011 solo 904 nadadores en el mundo lo habían logrado.
Esperó tres días para recibir la hora y fecha de la salida a enfrentar los 45 km entre Inglaterra y Francia. “Yo estaba en mi habitación del hotel, cuando sonó la puerta y Claudio Plit (su entrenador) me dijo, en dos horas debes lanzarte al agua. Sentí nervios”.
La tensión fue desapareciendo cuando recordó todo lo que había enfrentado para lograr su objetivo. Llevó la bandera que le entregó su madre, las cartas que le escribieron sus hijos Adrián y Paúl.
Después de recibir la señal de partida, nadó a un promedio de 75 brazadas por minutos. Tras siete horas de braceo llegó el momento más difícil que enfrentó. “Tuve un mareo. Empecé a sentir una desintegración del cuerpo, cada 15 minutos debía hidratarme, pero vomitaba. Sentí miedo, y hasta pensé en la muerte. Pensé en el retiro”. No lo hizo. Recibió dos pastillas para aliviar el mareo.
“Recordé todo ese entrenamiento psicológico, y continuamos”. Después de 12 horas y 3 minutos la hazaña había sido alcanzada.
La bandera que su madre le regaló fue izada por los ingleses. “Me acuerdo que salí del agua y salte, lloré. Lo habíamos logrado”.
Retornó al país y recibió varios homenajes. “Por un año no quise saber nada del agua. Dejé de entrenarme. Pero luego creamos nuestra escuela de natación”.
Galo Yépez quiere festejar estos 20 años de manera especial. Este año se realizarán cinco travesías y en cada una se entregará la Copa Galo Yépez. La primera será Súa-Atacames que se cumplirá el sábado 10 desde las 11:00. Las distancias a cubrir serán 1 500, 2 500, 3 500 y 4 500.