Karla Jaramillo, durante uno de sus entrenamientos en el Colegio Nacional Ibarra. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Los médicos le dijeron que tardaría mucho tiempo en recuperar su buen rendimiento sobre las pistas tras el nacimiento de su hijo Omaet, hace un año y cinco meses. A Karla Jaramillo no le importaba el diagnóstico en ese momento.
Entonces, quería solo dedicarse al cuidado de su primogénito, que nació luego de una cesárea. La ibarreña dio a luz a los 19 años, una edad en la que pensaba proyectarse a la élite de la marcha mundial como ahora lo hace su amiga y coterránea Glenda Morejón.
Los días pasaron y sus padres Juan Jaramillo y Teresa Navarrete la alentaron a que volviera al atletismo. Ellos se comprometieron a cuidar al pequeño mientras la marchista retomaba los entrenamientos.
Ha pasado un año y medio de su retorno. Los diagnósticos desalentadores quedaron a un lado. El pasado 25 de abril se coronó campeona sudamericana de los 20 000 metros marcha en el Sudamericano de Lima al imponer 1 hora, 30 minutos y 52 segundos.
Alcanzó la medalla de oro, rompió el récord sudamericano Sub 23 en pista -que antes estaba en poder de la colombiana Sandra Arenas- y obtuvo la marca mínima para los Olímpicos de Tokio 2020.
“Todo se lo debo a mi hijo, es mi motor”, le dijo la deportista, de 22 años, a este Diario en el Colegio Nacional Ibarra días antes de viajar a Lima para competir en los Juegos Panamericanos. Intervendrá en los 20 km, el 4 de agosto.
La pista de tierra es su terreno habitual de las prácticas por las mañanas. En las tardes, acude a una loma desde donde se ve la terminal terrestre de Ibarra, su ciudad natal.
Ahí, se entrena con 14 talentos de la escuela Tarquino Jaramillo. Entre ellos se encuentra la campeona juvenil de los 20 km, Glenda Morejón.
Para llegar a esas prácticas, toma cuatro buses, entre lunes y viernes. Se tarda, al menos, una hora en llegar al Colegio. Lo hace con ahínco y la convicción de que algún día podría lograr una medalla mundial.
Tras las prácticas, acude donde el fisioterapeuta Luis Chimpataxi, quien le brinda servicios gratuitos. También acude a un psicólogo previo a las competiciones.
De su empeño da fe Giovan Delgado. El entrenador ha estado cerca de ella en sus éxitos, con la consecución de medallas nacionales y sudamericanas en categorías juveniles, y en sus complicaciones. “Karla es madre soltera y hace un gran esfuerzo por entrenarse”, expresa el técnico.
Cuando retomó las prácticas, se sentía fuera de forma. Llegó a pesar 70 kg. A las prácticas llegó con 61 kg. Pero logró bajar a 51, cuenta Delgado.
Con el retorno a la marcha, sentía contracturas y dolores en sus piernas. Las prácticas y la ayuda de su técnico y sus compañeros le permitieron mejorar.
Entrenamiento de las marchistas ecuatorianas Glenda Morejón (izq.) junto a Karla Jaramillo (der.) en la pista de tierra del Colegio Nacional Ibarra. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Una de las que más le alienta es Morejón. Es habitual que ambas se entrenen por las mañanas. Antes de los recorridos hablan sobre sus tiempos en las competencias, sus actividades diarias y se ríen con sus ocurrencias. Para Morejón, es una buena compañera. Quiere verla triunfar.
Jaramillo se prepara para los Panamericanos y su intención solo es mejorar su marca. Sin embargo, ella y su entrenador no descartan entrar en la pelea por una medalla.
Tras ese torneo, volverá a Ibarra y se alistará para el Mundial de atletismo en Doha, Catar, entre el 28 de septiembre y el domingo 6 de octubre.
Ahí, tendrá una competencia estimulante. Se enfrentará a Morejón. Será un termómetro para determinar quién tiene mejor nivel al momento.
Ambas practican el atletismo desde la niñez. Sus hermanas solían llevarlas a los entrenamientos y, con el tiempo, la actividad terminó por envolverlas.
También esperan estar juntas en la competencia de los 20 km marcha de los Olímpicos. Jaramillo ya entró al Plan de Alto Rendimiento y puede prepararse de mejor forma.
Delgado consideraba que la atleta podría prepararse para los Juegos Olímpicos del 2024. Sin embargo, su rendimiento y la marca que obtuvo en Lima la impulsaron para llegar a Tokio.
Ahora, la atleta está decidida a mejorar sus registros. En los Panamericanos, la marcha será en ruta, algo que dice beneficiará su desempeño.