Jonathan Amores (izq.), en el podio mundial. Foto tomada de la cuenta de Facebook del deportista.
Cuando lo nombra, sus labios dibujan una sonrisa de emoción y sus ojos se inquietan. “Me gustaría conversar con Jefferson Pérez. Pedirle consejos, consultarle sobre cómo se mantuvo siempre ganador en el alto rendimiento”, dice Jonathan Amores.
El machacheño retornó de Polonia con la medalla de plata en su pecho tras llegar segundo en los 10 km marcha del Mundial de Atletismo Sub 20.
Jefferson Pérez es su ídolo. Se inspiró en él para practicar la marcha, “lo vi cuando ganó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos Pekín 2008”.
Su insistencia es mayor porque retornó al país con una medalla mundialista. “No lo creo hasta ahora”.
Con la sinceridad de sus 17 años, relata cómo fue ese día que ganó la medalla de plata. Dijo que llegó con siete días de anticipación al Mundial, pero “no sé si fue el viaje o el cambio de horario que me sentía mal, muy pesado. En los primeros entrenamientos hacía evaluaciones y los tiempos estaban malos. Me asusté porque tampoco quería quedar entre los últimos”.
La mañana de ese domingo 24 de julio se concentró tanto, que “ni cuenta me di cuando en el kilómetro 5, que fui a tomar agua, estaba detrás de los chinos que iban entre los seis primeros”.
Dos kilómetros después, ya estaba detrás del inglés Calum Wilkinson, que lideraba el grupo. “Me dije entonces no voy a perder la oportunidad de lograr una medalla”. Siguió con su ritmo de competencia, y en el kilómetro 8 “ya miré en las pantallas que se quedó el chico de Etiopía, que venía cuarto. El resto del grupo estaba distante. Entonces ya sabía que tenía una medalla”.
Los tres punteros iban casi juntos, “pero en los 100 metros finales me ganó el inglés. Yo estaba cansado”. Finalizó su caminata en 40 minutos y 43 segundos, el británico lo hizo en 40:41.
Participaron en total 38 marchistas, entre ellos chinos, keniatas, españoles, australianos, japoneses y mexicanos.
Subir al podio mundial es una de las experiencias que le llenaron de emoción. Ahí, en el lugar de los ganadores seacordó de sus padres, Marco y María, quienes han respaldado su carrera de manera incondicional: “Por ellos estoy aquí, se preocupan que no me falte nada”.
María, la madre de Jonathan, contuvo las lágrimas, al contar que en varias ocasiones ha debido parchar el calzado para que su hijo siga entrenándose o participando. “Para evitar los viajes de ida y vuelta de Machachi a Quito, le alquilamos un pequeño departamento en La Vicentina, pero eso nos reduce nuestro pequeño presupuesto”, dijo.
Casualmente, justo un día antes de la caminata en Polonia se rompieron sus zapatos. “Busqué la misma marca y me acomodé rápido”, relató.
Gasta un calzado cada tres meses por las continuas sesiones de entrenamiento y participaciones nacionales e internacionales.
El 2013 fue su peor año. “No terminé ninguna competencia, me descalificaron en competencias provinciales, nacionales e internacionales. Le dije a mi entrenadora, Rocío Guerrero, que no quería seguir entrenando”.
Pero todo pasó y ahora su técnica ha mejorado, trabajó todo el 2014 en ese aspecto y desde entonces no ha sido descalificado.
Este año irá a un campamento en Polonia para entrenar con el histórico Robert Korzeniowski por un mes. Luego se entrenará para el campeonato panamericano en Lima en 2017.
Jonathan Amores, quien acaba de lograr su título de bachiller, sumó su presea a las dos que logró Jefferson Pérez en los Mundiales Juveniles. Son las tres únicas medallas que ha logrado Ecuador en estos certámenes.
Lo extraordinario de este atleta es que encontró en el atletismo su mejor remedio. Cuando tenía 9 años le diagnosticaron principios de fiebre reumática y un soplo al corazón. Hoy no sufre ninguna dolencia.