El amor por los colores desborda su pasión

Dos hinchas, una final y la misma pasión: el fútbol. Foto: Alfredo Lagla y Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Dos hinchas, una final y la misma pasión: el fútbol. Foto: Alfredo Lagla y Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Dos hinchas, una final y la misma pasión: el fútbol. Foto: Alfredo Lagla y Enrique Pesantes / EL COMERCIO

José Ureña, de Liga de Quito, y Humberto Ramírez, de Emelec, viven su propia final.

Por la Liga...

José Ureña, hincha de la ‘U’. Foto: Alfredo Lagla / EL COMERCIO

En el hogar de José Ureña hasta la mascota es blanca. Peluche, un bullicioso perrito, sabe que en la casa de este hincha de Liga de Quito no son bienvenidos los perros amarillos, rojos, azulgranas...

Aquí solo existe el mundo Liga.
Pepito Ureña, como le identifica la mayoría de hinchas albos, se hizo creyente de la religión azucena desde muy niño. Por eso, lo primero que saca del baúl de los recuerdos es una radio que le regaló su madre con la figura de un estudiante universitario. 


Hoy volverá a vivir una final con el mismo apasionamiento que hace 25 años. “La primera final de campeonato a la que asistí fue el 23 de diciembre de 1990. En el estadio Atahualpa. Estuve desde las 06:00. Fui el primer hincha que entró al estadio. Por eso entiendo a mucha gente que busca entradas y les ayudo”, dice.

El domicilio de Ureña, de 42 años, es un museo dedicado al ‘Rey de copas’. Tiene reliquias únicas. Por ejemplo, el del primer partido jugado en el estadio Casa Blanca.

Orgulloso también muestra un banderín de la época de los 70.
A la consulta de que cuántas camisetas de Liga tiene, la respuesta es “más de 100”, calcula.

Muchas han sido regalos de los jugadores con los que tejió lazos de amistad en el transcurso de los años. 
El tiempo está pasando factura a las camisetas que están perdiendo el color original, pero que tienen esa huella imborrable de los números.

Ahí está la ‘10’ de Álex Escobar, la camiseta 8 de Patricio Urrutia. También los buzos de José Francisco Cevallos padre.
“Con el Pato tenemos una gran amistad. Ha tenido gestos espectaculares con mi hijo Matías. Un día aceptó ir a la escuela como parte de un proyecto. Luego me invitó a su matrimonio”.

Pepito ya superó las bromas de sus amigos. Le decían que era hincha de un equipo que no quedaba campeón por la sequía de títulos durante 14 años en la década de los 80. 
Pero ahí se mantuvo firme y el premio a su constancia fue celebrar el título de la Libertadores en el 2008.

Es un año en el que la vida le cambió por completo. Por eso, una réplica de la Copa es parte de la decoración de la sala. 
Fue testigo presencial de la vuelta olímpica en el Maracaná y ganó la custodia de su único hijo, Matías.

Al siguiente año, el 2009, se abrazó con su hijo y lloraron de la alegría cuando alcanzaron la Copa Sudamericana ante Fluminense. “Hoy esperamos festejar en familia otro título”.

Y ya lo ve...

Humberto Ramírez creó un programa de radio y una página web para los emelecistas. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

Los tres vicecampeonatos consecutivos que consiguió Emelec ayudó a madurar a su afición. Así lo considera Humberto Ramírez, hincha eléctrico que estuvo en las tres finales que disputaron los guayaquileños, en los últimos cinco años.


Ramírez es un acérrimo seguidor del cuadro millonario. Desde niño se acostumbró a ir al estadio y se enamoró del juego que practicaba el equipo. Su padre le inculcó el amor por el color azul.
Cuenta que sufrió cuando su equipo perdió las finales ante Liga de Quito (2010) y Deportivo Quito (2011).

Él se lamentaba por las derrotas de su equipo. En esos momentos duros, fue cuando se dio cuenta del apoyo que tiene Emelec de su hinchada.
“Cuando perdimos esas definiciones, la gente de la barra llamaba a los jugadores para aplaudirlos. Pocas hinchadas hacen eso”.

Vio cómo la gente lloraba en las gradas, pero aún así agradecían a los jugadores por la entrega.
Esas derrotas le ayudaron a valorar el bicampeonato que hoy ostenta Emelec.

La undécima corona la alcanzó el club de forma directa, mientras que la duodécima tuvo el sabor especial de haber derrotado al rival tradicional, Barcelona.

Ese amor por Emelec, impulsó a Ramírez a crear un programa de radio, que se transmitía por Internet. Gracias a su acogida por la hinchada, el espacio ahora sale al aire por Radio Huancavilca.
También fundó la página emeleXista.com.

Gracias a esos medios, está directamente relacionado con otros hinchas. Él ha notado que hay un ambiente de optimismo entre los aficionados eléctricos.
“Hombre a hombre, Emelec es más que Liga para ser campeón. No somos triunfalistas, somos realistas”, dijo el aficionado de 34 años.
Su habitación es un templo dedicado al equipo.

Tiene más de 30 camisetas, que colecciona en un armario exclusivo. Su cama está cubierta por un edredón que resalta los 12 títulos del cuadro porteño. Cuadros, banderas y recuerdos, adornan sus paredes.

Esta final ante los albos es la oportunidad para una revancha. Liga es el único equipo, además de Emelec, que dio una vuelta olímpica en el George Capwell.

“Ahora podemos devolverles el detalle”.
Partió a Quito esta madrugada, vía terrestre. Está ansioso por festejar un nuevo título. No hizo promesas si su equipo cumple el objetivo. Solo quiere volver a casa con una nueva estrella de campeón.

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