Santiago Jácome (der.) en el partido que más recuerda, ante Santos, por la Copa Libertadores 2004 en el estadio Casa Blanca. La ‘U’ perdía 2-0 en el inicio del juego, pero al final ganó 4-2. Foto: Archivo / EL COMERCIO
Santiago Jácome ha estado vinculado a Liga de Quito durante 29 años. Empezó a los 13 cuando se probó en las inferiores de la ‘U’ y luego supo sostener una carrera profesional por 15 años.
A su retiro, el “limitado” defensa central que analizaba a cada uno de sus rivales, antes de enfrentarlos, siguió vinculado con el club. Ahora, como gerente deportivo, entre sus funciones está la de ser el nexo entre la dirigencia, los jugadores y el cuerpo técnico.
Al conocer el funcionamiento de LDU como muy pocos, el excapitán universitario tiene la autoridad para decir qué falta en el equipo, cómo son los hinchas albos y hasta qué se puede esperar del club ecuatoriano que ganó la Copa Libertadores en las próximas temporadas.
¿Qué es lo más importante para Liga de Quito en este momento?
Ser campeones. Hemos empezado un proceso de formación de un nuevo plantel, se ha tenido ya roce internacional y hoy este grupo necesita vivir la experiencia de un campeonato. No solo porque la hinchada se lo merece, sino porque el grupo que estamos formando necesita saber lo que es ser el mejor. Cuando un jugador joven saborea y vive lo que es un campeonato, le aseguro que todos los años va a querer ser primero y va a hacer todo lo posible por salir siempre campeón. Esta nueva generación debe aprender a sentirse ganadora. Los jugadores grandes, (Norberto) Araujo, (Néiser) Reasco, ya lo han vivido, pero los jóvenes no. Pancho Cevallos, Alfredo Intriago deben ser campeones. Disfrutar y vivir lo que es ganar una estrella será un paso importante en su formación.
¿Así también se vivía en su época de jugador?
Cuando empecé también tuve gente de experiencia que me cobijó y fue parte fundamental en mi desarrollo. Hoy, estos jóvenes tienen la suerte de tener a Araujo, (Enrique) Vera, Reasco, jugadores que ganaron todo y que siguen siendo competitivos. Eso hace que los jóvenes tengan jerarquía porque buenos jugadores hay muchos, pero no todos son ganadores. Queremos tener una generación de jóvenes con una fuerte mentalidad para algún momento volver a repetir lo que ya se hizo.
¿Hubo algo negativo del éxito internacional que empezó en el 2008?
Nada negativo puede haber de eso, pero quizás el éxito no nos permitió ver y programarnos a futuro, a dos y tres años después. El éxito no nos dejó ver eso. Después, algo negativo, nada. A nivel de clubes disputamos todo lo que se puede jugar, después de eso no hay más.
¿Es factible que un equipo ecuatoriano repita esos logros?
Soñamos con eso porque demostramos que no somos menos que nadie. Que siendo un país pequeño, limitado, podemos pelear de igual a igual con cualquier equipo, en cualquier parte del mundo. Si esa generación de jugadores y cuerpo técnico lo lograron, ¿por qué no repetirlo? Todos los años intentamos eso, pero hay que ir paso a paso. Primero ser campeones acá, meternos en torneos internacionales, pelearlos y después ojalá nos alcancé para repetir la historia.
¿Qué es Liga de Quito?
Es mi casa. He pasado la mayor parte de mi vida acá, es un club que me dio todo y sigo estando en deuda con Liga. Espero retribuir con mi trabajo y devolver lo que me dio: cumplir un sueño y hoy, en la etapa administrativa, el compromiso de ayudar para que el club llegue lo más alto posible.
Santiago Jácome acude todos los días a los entrenamientos de Liga de Quito en Pomasqui. Foto: Carlos A. Rojas / EL COMERCIO
¿El hincha de Liga?
El hincha, por historia, fue siempre exigente, con un gusto por el buen juego. Así son las hinchadas de los equipos grandes y eso nos exige a no conformarnos, a buscar la excelencia, a buscar lo mejor. El hincha ha sido clave en partidos importantes para revertir marcadores adversos, pero, en general, el seguidor de Liga no es un hincha del equipo en sí… es un aficionado que escoge de acuerdo al rival. Falta acompañar incondicionalmente a pesar del adversario.
¿Cómo empezó en Liga?
Vine un día a probarme en la Sub 14. Tenía 13 años y llegué por recomendación de un primo mío que jugaba baloncesto en el quinteto de Liga y él me hizo el contacto para la prueba. Me quedé y pasé seis años en las divisiones formativas y 15 años en el equipo profesional.
¿Siempre fue defensa?
Al principio era volante de marca, volante ‘cinco’. Siempre tuve habilidad para marcar, para defender, después me fui acomodando. En el primer equipo empecé como lateral derecho y luego fui central.
¿Cuándo empezó ese gusto por el fútbol?
En realidad empecé tarde, a los ocho años… de niños la única actividad que podíamos hacer era jugar fútbol, me gustaba… Físicamente era resistente, técnicamente fui aprendiendo y eso me permitió tener una carrera más por constancia que por destreza o por habilidades… gracias al carácter pude sostenerme en un medio competitivo, en un club exigente y poder tener una carrera importante en Liga.
¿Carácter, constancia…?
Después de ver mucho fútbol y observar a varios jugadores, creo que fui un jugador limitado, pero con otras cualidades que me permitieron ser competitivo. La constancia, el ser profesional, analizar los detalles, los equipos que íbamos a enfrentar. Analizaba a los delanteros, qué hacían, para dónde giraban, qué jugadas realizaban… si no hacía eso no podía jugar… creo que tácticamente era ordenado. Después, con las limitaciones que tenía, no era tan fuerte, alto, tenía que compensar eso con el anticipo, la velocidad.
¿El jugador más difícil de marcar?
Algunos, realmente se llegaba a sufrir al marcar a delanteros como Agustín Delgado. Eran futbolistas que siempre estaban solos en el área. Él se generaba ese espacio, con movimientos distraía al defensa y siempre recibía solo la pelota. Difícil marcarlo, impredecible. El ‘Chucho’ Benítez también era un futbolista distinto porque era creativo y no se sabía qué iba a hacer. Ángel ‘Cuchillo’ Fernández era complicado por su velocidad, solo por nombrar a algunos. Siempre me tocó estar atento porque los buenos delanteros regularmente se iban por mi lado, pero eso siempre fue un reto lindo.
¿Qué partidos extraña más?
Los clásicos con Aucas, los partidos con El Nacional que siempre fueron cotejos abiertos. El partido que más recuerdo fue contra Santos (Brasil), que en los primeros minutos perdíamos 2-0 en nuestro estadio. Tenían un equipazo, con Robinho, Diego, que fue el campeón de la Libertadores. Ese partido lo dimos vuelta y el hincha de Liga influyó muchísimo, empujó desde las gradas… fue uno de los mejores partidos que jugamos en Casa Blanca.